Reservistas voluntarios
Como Jefe de unidad el sentimiento más frecuente que me produce la Reserva Voluntaria es la sorpresa.
Resulta sorprendente el entusiasmo y amor al Ejército del Aire que muestran los reservistas, la ilusión y las ganas de trabajar que traen a sus periodos de activación. Para recordar algo similar tengo que remontarme a mis tiempos en el CSAGA cuando los tenientes nos decían en instrucción de combate que nos bajásemos las mangas de la camisola para reptar, pero nosotros no solo hacíamos caso omiso sino que habríamos dudado de la hombría de cualquiera que lo hubiera hecho y reptábamos en línea recta sobre piedras o zarzas para después de la sesión lucir, con el polvo y el sudor, la sangre que corría por nuestro antebrazo. Aquellos dieciocho años nos hacían sentirnos indestructibles y la instrucción de combate era como un premio entre tantos libros de física y matemáticas.
Pues con esa moral veo a los reservistas llegar a las unidades, pidiendo los puestos de mayor riesgo y fatiga, disfrutando de cualquier pequeño esfuerzo que se les permite hacer, vistiendo el uniforme con un orgullo que exuda por todos los poros de su piel y enciende un brillo en el fondo de sus ojos que bien quisiera para todos los que somos profesionales.
Puede que igual que pasan los dieciocho años, ese brillo se volviera mortecino bajo la pátina creada por un servicio más prolongado y habrá quien argumente que es fácil mostrar ilusión una semana pero que el Ejercito del Aire trabaja 24 horas, siete días a la semana, todas las semanas del año…
Pues es verdad, pero el carbón es carbón y la tiza es tiza y no usamos carbón para escribir en la pizarra ni tiza para la barbacoa, los reservistas tiene sus cualidades y tienen su función, si cuidamos su integración en la organización se pueden convertir en una pieza que mejore el rendimiento del Ejército del Aire en muchos aspectos muy importantes. Hoy los reservistas son pocos y puede que en las unidades nos den más trabajo planificando sus actividades y formación y buscándoles trabajo de los problemas que solucionen, pero hay que hacer ese trabajo de forma concienzuda porque si lo hacemos bien producirá como fruto un enorme beneficio, no solo para el Ejército del Aire sino para toda la sociedad.