Capital Imperial

El recorrido turístico ha empezado por la mañana en la Iglesia de San Agustín, la Augustinerkirche donde se casaron Francisco José I y Isabel de Baviera (Sissi). En esta iglesia católica cada misa se acompaña de un concierto que Mariona tenía interés en escuchar.

El Palacio Imperial de Hofburg, se encuentra al lado de la iglesia. Tras pasar una puerta monumental y bajo una bóveda enorme, se encuentra la entrada a los museos de la Platería imperial con un despliegue de las diferentes vajillas tesoros y adornos de mesa de los Hausburgo, el Museo Sissi sobre la vida de la emperatriz y los apartamentos imperiales. Conscientes de nuestro poco tiempo querríamos haber visitado solo los apartamentos imperiales pero la entrada era conjunta e incluía la audio-guia en español que de alguna manera marcó el ritmo de la visita.

No nos arrepentimos, sin embargo, de visitar con detenimiento un lugar donde el adjetivo más apropiado es “impresionante” porque de una forma consciente toda la pompa y el boato de la corte, el lujo y el arte acumulado, el protocolo y las tradiciones se unieron durante siglos con el propósito de impresionar al visitante como una muestra patente del poder del emperador.

Salimos con la impresión de que por mucho maquillaje que le quieran poner los austriacos a la Emperatriz para seguirla vendiendo como un reclamo turístico, Isabel de Wittelsbach tuvo que ser una neurótica insoportable.

La parte posterior del Palacio que cuenta con unos extensos jardines estaba invadida por las zonas destinadas a los forofos del fútbol a los que se concentraba allí para ver los partidos en pantallas gigantes en una versión moderna del “pan y circo”.

Fuimos a comer a Salm Bräu, la misma cervecería del día anterior pero esta vez conocedores de la contundecia de la carta hemos elegido con mesura para no empapuzarnos de carnaza. Un par de “sartenes” regadas con cerveza nos han permitido pasar a la siguiente visita, el Palacio Belvedere bajo, donde queríamos ver la obra de Gustav Klimt, especialmente el famoso cuadro de “El beso”. Nos dirigimos hacia allí atravesando el jardín botánico de la universidad.

El sol y el calor ha sido agobiante durante todo el día, pero a la salida del museo tenía tintes dramáticos. No ha quedado más remedio que retirarse al hotel para una siesta reparadora, tras la cual la parte futbolística de la expedición ha partido hacia el estadio y Mercedes y yo hemos ido a recorrer Viena y a disfrutar de su repostería.

Por la noche mientras tiran los penaltis yo actualizo mi blog a través de la wifi de pago (3€, media hora) del hotel y más tarde llegan del estadio, emocionados y contentos Miguel Angel y Mariona que viene completamente afónica.

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2 respuestas a Capital Imperial

  1. Jaume Canals dijo:

    Y mientras el “pan y circo” continúen España 3 Rusia 0.
    Nuestras deficiencias se esfuman mejor que el humo prohibido de un buen cigarro.
    Ya vendrá el otoño o el invierno para pasarnos la factura. ¡Sálvese quien pueda!

  2. Roberto Pla dijo:

    Yo, por descontado, no tengo ningún inconveniente en que gane la selección española un campeonato en cualquier deporte. Lo que me parece desmedido es la importáncia que se da al fútbol porque es una cuestión extradeportiva, por el dinero que mueve y por que mientras se habla de fútbol no se habla de economía o de otros temas que nos interesan y eso pasa ahora como en la ‘oprobiosa’ aunque antes era ‘muy poco democrático’…
    >:-)

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