El cuaderno de bocetos de Auschwitz

Cuando visité el antiguo campo de prisioneros de Auschwitz-Birkenau dudé mucho sobre que tipo de recuerdo llevarme. No me gustan los recuerdos morbosos o tristes, quisiera poder sacar algo positivo o esperanzador de cada experiencia por triste o trágica que sea.
Durante la visita había estado haciendo dibujos en mi cuaderno de viaje, la mayoría poco detallados, porque no podía, sin descolgarme del grupo, entretenerme en los rincones que habría dibujado ni podía desplegar más utensilios que el cuaderno y la pluma estilográfica.
Estuve rebuscando en la tienda de recuerdos y sobre todo en la librería el libro que leería, no el que quedaría aparcado en la estantería diciendo simplemente «estuve allí». Supe que era lo que estaba buscando en cuanto lo ví.

Portada

Inmediatamente pensé: «esto es el cuaderno de un Urban Sketcher en Auschwitz». Una rápida ojeada al mismo me confirmó que el libro se vendría conmigo. Estaba en varios idiomas, también en español, pero me lo habría llevado aunque solo hubiera estado en alemán, al fin y al cabo, los dibujos son un lenguaje universal.
Y estos son profundamente expresivos. Suponen un testimonio excepcional de los crímenes cometidos en el campo, realizado con un cuidado y una precisión espeluznante y dotados de una estructura de reportaje gráfico que los convierten en un documento único.
Del autor solo se sabe que firmaba «MM» y se especula que pudiera ser un prisionero. Sin embargo a mi me sorprende la aparente libertad de movimientos con la que buscaba sus puntos de vista y la variedad de los mismos. ¿Sería un miembro del Sonderkommando? Así se denominaba el grupo especial de prisioneros al que los nazis obligaba a hacerse cargo de las tareas de exterminio, acarreando cuerpos en las cámaras de gas y otras tareas similares. Estaban aislados de los demás prisioneros para que no pudieran revelar el secreto que por su función conocían y hablar con los prisioneros que conducían a las cámaras de gas suponía pena de muerte, normalmente aplicada con suma crueldad. Los miembros del sonderkomando de Auschwitz consiguieron realizar en 1944 cuatro fotografías que son el único testimonio gráfico del proceso de los asesinatos en masa cometidos en los campos. El autor de los dibujos podría haber intentado lo mismo a través de sus detalladas escenas, en las que se recogen detalles mínimos de los uniformes o las matriculas de los vehículos. Podría haber sido un miembro del ZOW, la organización clandestina de resistencia creada dentro del campo por Witold Pilecki, un singular personaje que se infiltró y luego escapó del campo.
¿Se trataría de uno de los guardias del campo?, tampoco sería extraño que alguno de ellos sintiera removerse su conciencia ante aquellos crímenes. En cualquier caso, quien fuera, se jugaba la vida al levantar testimonio de las atrocidades que se cometían con los prisioneros.

Rampa

Como he dicho los dibujos forman un relato construido con la maestría de un autor de novela gráfica, y dibujados con una precisión de declaración sumaria. Los dibujos son la obra de un testigo de cargo contra los crímenes del nazismo.
Tras la guerra fueron hallados entre un montón de escombros, dentro de una botella. Es poco probable que su autor los abandonase o los perdiera. Tristemente lo más creíble es que conocedor de su final, buscase donde enviar un mensaje al futuro.
Toda esta historia resulta emocionante por su valor humano. Es precisamente el enfrentamiento de los peores crímenes con el sacrificio heroico, de lo peor y lo mejor del alma humana enfrentados, lo que da dimensiones épicas a los hechos acaecidos en los campos de exterminio.
¿Qué sentimientos recorrían la mente del dibujante de Auschwitz?, quienes dibujamos sabemos que el dibujo nos reconforta, nos permite evadirnos de los problemas, pero a veces también meditar sobre ellos, al tiempo que decidimos hasta donde ha de llegar la línea, cuanta sombra hay que aplicar en una zona o como representaremos ese detalle diminuto pero significativo.
También me he acordado, leyendo el libro y observando los dibujos, del manifiesto de los Urban Sketchers. Cuando se habla de que «Nuestros dibujos cuentan la historia de nuestro entorno, de los lugares donde vivimos y donde viajamos» (Pto 2) y que «Al dibujar documentamos un lugar y un momento determinado» (Pto. 3), pero sobre todo, «Somos fieles a las escenas que presenciamos» (Pto. 4). No me caba duda de que muchos años antes de que Gabi Campanario enunciase su manifiesto, el desconocido MM fue un practicante del mismo, levantando testimonio del holocausto «dibujo a dibujo». Mi homenaje de respeto a todas las víctimas y agradecimiento para él.

Actualización 04/02/208. Naturalmente tenía claro que no soy el único al que se le había ocurrido hacer una reseña de este magnífico libro en su blog. Sin embargo al hacer una búsqueda por la red para satisfacer la petición de Lluisot de que ampliase las imágenes con vistas a incluirlas en su ya famosa newsletter que informa de novedades y calendario de atividades en el ámbito de los Urbansketchers en Cataluña, encontré dos datos que creo que no puedo dejar de mencionar en esta reseña.
El primero es constatar que como humanos estamos acostumbrados a la ley del mínimo esfuerzo. Por eso, después de buscar el libro en Amazon.es y no encontrarlo, pensé que no sería posible comprarlo a través de la red. Craso error. No solo le he encontrado en la librería online polaca E&M Books sino que además está a un precio fantástico, y que incluso con los gastos de envío incluidos sale a 6,23€ más barato de lo que a mi me costó en la librería del campo.
El otro dato es un artículo de el diario El Pais titulado «El arte que se escondía en Auschwitz, la mayor fábrica de la muerte de la historia» y en el que se hace referencia, no solo a los dibujos de «MM» recogidos en este libro sino también a otros artistas, de los cuales muestra en la galería de fotos algunas obras preciosas y testimonios igualmente impresionantes sobre el holocausto.

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