Normalmente se dice hace tantos o cuantos meses, hace un año o hace dos días. Hace algun tiempo yo le dije a alguien que me hablaba de limitaciones físicas, que a mi eso hacía 50 kilos no me pasaba. Es decir que cuando pesaba cincuenta kilos menos que en aquel momento, no tenía esas limitaciones, sobre todo porque además, cuando pesaba esos cincuenta kilos menos, tenía veinte años. Así que la respuesta tenía truco, lo que yo quería decir es que es cierto que conforme cumples años vas perdiendo aptitudes físicas, y que los kilos hacen tambien que las pierdas, pero cuando además de años vas echando kilos, la cosa aún se complica más.
Es evidente que perder los kilos no te hará volver a los veinte años y hay personas que son jóvenes además de obesos y que puedes ser gordo y feliz.
Las cuestiones que no tienen discusión es que la obesidad es un ‘factor de riesgo’ en muchas enfermedades y que cada uno debe estar cómodo en su cuerpo.
Para disfrutar de esa comodidad lo primero que hay que tener es los pies en el suelo. Oigo a muchas personas lamentarse de su exceso de peso cuando comen como limas y no hacen ejercicio. Es una estupidez: si comes y no lo quemas, engordas. Al menos date cuenta de eso y no te quejes: te gusta comer y elegiste hacerlo, no pidas imposibles, las manzanas caen hacia abajo y si cifras tu felicidad en que caigan hacia arriba, no hay duda: serás infeliz.
En mi caso, al contrario que la comida, no me gusta el ejercicio físico, había ido acumulando kilos, lo que me había provocado otros inconvenientes: dolores de espalda, dificultades al dormir,…también me resultaba difícil encontrar prendas de ropa con las que encontrarme cómodo. Llegó un momento en que los inconvenientes eran demasiado evidentes y las molestias mayores que la satisfacción de vivir despreocupadamente.
Tenia que hacer algo y entre el ejercicio y la dieta, era más fácil hacer dieta. La cosa no era sencilla porque mi santa es un poco talibán en estas cosas y hay que ponerle freno. De hecho en casa ya no se comían grasas ni se hacían muchos excesos, así que el margen parecía pequeño.
Algún conocido y personas próximas habían hecho dietas proteicas y obtenido resultados espectaculares, aunque había mucha polémica sobre el tema especialmente alrededor de la famosa dieta ‘Dukan’, que unos calificaban poco menos que de milagro salvador y otros de estafa y peligro para la salud. Yo no las tenía todas conmigo, pero después de investigar un poco -poco- y pensarlo algo -mucho- me di cuenta de que probablemnte es el unico sistema que cumple con las tres cosas que yo le pido a una dieta. A saber:
- Que no me quede con hambre.
- Que no tenga que complicarme la vida. Nada de pesar comida, y complicadas tablas de lo que toca o no toca o se puede mezclan con esto pero no con aquello.
- Que no sea para siempre. No me gustan las dietas, no voy a estar a dieta toda mi vida.
A estos puntos hay que hacerles las aclaraciones que el sentido común impone. Sobre el punto 1 tengo que decir que yo puedo comer para vivir. Yo soy de comer. Dame pienso o paja, pero que me llene. Sobre el punto 2 es publico y notorio que soy un despistado. Si tengo que mantener una rutina debe ser simple. Y el punto 3 esta explicado en la introducción. Puedo hacer una dieta, pero si al acabar vuelvo a comer cantidad y calidad sin quemarlo, vienen los rebotes.
La idea de un periodo de ‘readaptación’ a una dieta ‘normal’ me pareció interesante. A mi me gusta comer, pero puedo «comer para vivir». Lo he hecho en campamentos juveniles, internados, residencias y cuarteles durante mucho tiempo. Me educaron para comer lo que me pongan en la mesa, sin cuestionar si me gusta o no. Si se puede comer, se come y cuando puedas comer lo que te gusta, además, disfrutas comiendo.
Es decir, puedo seguir a diario una dieta equilibrada para vivir y reducir los momentos de satisfacción, como hacemos con el ocio y otros placeres, a momentos elegidos. Ya tengo muy asumido que no tengo 20 años, y que muchas cosas ya no volverán a funcionar jamás como entonces, … así que podré soportar otras decepciones.
Con estas premisas, me dejé en las manos de mi santa hace más o menos un año …y hoy peso 32 kilos menos. Dejo aquí unas fotos del antes y el después. La más reciente es del mes de julio, pero creo que físicamente aunque he perdido un par de kilos más, no he cambiado mucho.
Y como este articulo se ha prolongado demasiado, dejaré para otro el relato más detallado de como ha sido estar un año a dieta, aunque es posible que se me olvide hacerlo, porque la verdad, a mi no me gusta hablar de la dieta. Puede que sea una manía, pero que le vamos a hacer, estamos hechos de manías. Tampoco esperéis una fórmula mágica, que eso no existe, ni un elaborado plan con estadísticas y valores bromatológicos.
Pingback: Bitacoras.com
Carlos comenta desde su iPhone
Me he quedado asustado… Pareces el joven paracaidista con bigote de cuando tenias 20 años!
Escribe el articulo de como ha sido el año que me ha llamado mucho la atencion.
Enhorabuena
Carlos
Ha habido peticiones en Twitter para que explique el #metodoRezaditas supongo que si, que tendré que escribirlo…:-)
Pingback: Lo Marraco » Blog Archive » Un año a dieta (I)