Desde hace varios años, cuando se acerca la navidad, Mercedes participa en una iniciativa conocida como «AIG», que significa «Amiga Invisible Gastronómica». Se trata de un grupo de blogueras que se conocen a través de la red con la común afición a cocinar más allá de la necesidad de alimentarse.
Como en otros eventos del tipo «amiga/o invisible», la organizadora empareja a las participantes de forma que cada una prepara un paquete con regalos para otra de las participantes y a su vez recibe el o los regalos de una tercera.
En casa veo a Mercedes disfrutar doblemente y supongo que esto es extrapolable a las demás. Por una parte está la confección del paquete que han de enviar. Mercedes busca en la red con toda ilusión cuáles son las aficiones dentro del tema culinario de la que ha de recibir su paquete y busca pequeños objetos que piense que le van a hacer ilusión. El valor económico es irrelevante porque lo que prima es la originalidad, la sorpresa y el descubrimiento, mostrar que te has tomado el interés suficiente para acertar con los deseos de tu nueva AIG.
En los paquetes viajeros suele haber algunas constantes: pequeños utensilios de cocina, productos locales, algo exótico y algo de confección propia: unas galletas, mermelada, unos agarradores, servilletas o otra labor de costura. Todo personalizado según los gustos de la receptora.
La segunda ilusión la experimenta al recibir su paquete de regalos, desenvolver cada uno como un tesoro y sorprenderse del esfuerzo e ilusión que si utra AIG de ese año ha puesto dentro de la pequeña caja para complacerla y sorprenderla.
Aún hay una tercera satisfacción: la desvirtualización de algunas de estas AIG. Durante nuestros viajes no es extraño que Mercedes se ponga en contacto con alguna de sus AIG, remisoras o receptoras de los paquetes de la ilusión y queden a tomar un café, a comer o simplemente a charlar.
A mi personalmente, además de ser feliz viendo disfrutar con la operación a mi amada esposa, me toca con frecuencia contribuir, algo que hago encantado, pues suele tratarse de algo relacionado con mis aficiones y así a veces le rótulo etiquetas o mensajes, otras ha incluido algún dibujo o felicitación navideña y este año un cuaderno de recetas reencuadernado.
Se trata de un cuaderno en blanco procedente de alguna promoción de unos conocidos grandes almacenes. Mercedes tenía guardado un papel con motivos culinarios y forrar el cuaderno con este resultaba un poco burdo para un regalo, así que desmonté las tapas y el lomo, le puse una nueva cabecera y le añadí una cinta de señal, forré las tapas y lo encolé todo con unas guardas nuevas.
El resultado puede verse en la foto, y espero que sea del agrado de la AIG2019 de Mercedes y lo llene de exquisitas recetas.
Hay quien crítica la red porque según ellos aísla a las personas y despersonaliza las relaciones. Cada uno es libre de vivir su vida como quiera, y la red puede que te permita aislarte, pero sobre todo te permite abrirte al mundo y hacer amigos y contactar con personas de cualquier lugar, a veces con aficiones minoritarias, sobre las que te resulta muy difícil charlar o compartir experiencias en tu entorno físico.
Internet no es un «mundo digital», solo existe un mundo: el nuestro, y la red es un medio de comunicacion. Como lo usemos, es cosa nuestra.