Hace 14 años mis hijos fueron a un campamento de verano a Marruecos. Aunque nuestras amistades se asombraron de que les enviásemos tan lejos con 12 y 14 años, pensamos que sería una experiencia instructiva y confiábamos plenamente en la organización del campamento, a cargo de la Fuerza Aérea Real de Marruecos.
Durante su estancia hablamos alguna vez por teléfono y hablaron del mercadillo de animales más o menos exóticos. Aunque les prohibimos terminantemente comprar ninguno y mucho menos volver a casa con ellos, se presentaron con un camaleón y una tortuga.
La verdad es que nos dieron poca opción a plantearnos que hacer con los bichos, ya que uno y otro se escaparon a los pocos días de llegar a España.
En realidad el camaleón se escapó en Francia, volvió a aparecer un año después para volverse a escapar definitivamente.
La tortuga, que era responsabilidad de Beatriz se llamaba «Petri», porque su caparazón parecía una piedra cuando se escondía debajo. Para no tenerla encerrada en la caja de cartón que le hacía de terrario, cuando estaban en el jardín la dejaban pasear. Petri, de forma obstinada se dirigía hacia el borde del césped con la esperanza -supongo- de perderse en la espesura.
Mis hijos la recogían cuando estaba llegando y la devolvían a un lugar próximo a la casa. No sé quien ha inventado lo de que las tortugas son unos animales lentos. Para sus proporciones Petri era bastante rápida y en un descuido, consiguió su objetivo. Y se escondió bien,porque no hubo forma de encontrarla.
El pasado domingo, Albert el novio (¿puedo poner novio? estos jóvenes tienen relaciones difíciles de catalogar…) estaba fumando un pitillo en el jardín cuando oyó ruido y vio una tortuga que salía de la espesura.
Beatriz no lo dudó y la saludó como a una vieja amiga la que no veía en años, recordando inmediatamente su nombre.
Todos quedamos asombrados de aquella hazaña de supervivencia y por un momento se planteó en dejarla volver a la espesura donde aparentemente tan bien había sobrevivido. Pero mis hijos ya son adultos y toman decisiones más responsables que a los 14 años – en eso confiamos, al menos- y se decidió llevarla al Centro de Reproducción de Tortugas de l’Albera, próximo a Garriguella para que allí pudiera abrirse a una vida social más amplia de la que podría disfrutar bajo nuestras adelfas.
Tuve que examinar detenidamente Google Maps para encontrar el centro, pero al fin nos dirigimos allí seguros de que la historia les asombraría, y si que lo hizo, pero nosotros también resultamos asombrados.
«¿Marruecos?» nos dijeron, «Pero si esta tortuga no es africana, esta es una tortuga de la Albera» y examinándola un poco más detenidamente nos señalaron sus marcas: 7,2,4,8 es la tortuga 7248, marcada allí mismo en agosto de 2000 y sin ‘chip’ de identificación. ¡Vaya sorpresa!. La tortuga había nacido en ese mismo centro.
¿Y como había ido a parar Petri-7248 a nuestro jardín?. Los responsables del centro muy amablemente nos explicaron que la Tortuga Mediterránea es endémica en la península y que actualmente su único hábitat natural es la sierra de la Albera. En el centro se reproducen y después de marcarlas sueltan a las crías en las zonas donde habitan las tortugas silvestres. Desgraciadamente, a pesar de tratarse de una especie en grave peligro de extinción hay inconscientes que las capturan y se las llevan a casa como mascota o curiosidad.
Finalmente algunos de estos ejemplares capturados se escapan o son abandonados y es posible que esta fuera la suerte de nuestra amiga Petri-7248 que finalmente pudo volver a su hogar.
Por otra parte nos enseñaron las diferencias con las tortugas africanas, la principal de las cuales además de la coloración y manchas del caparazón es que el elemento del mismo sobre la cola es de una pieza en la africana y dos en la mediterránea.
Nos volvimos a casa, sorprendidos, contentos y con el firme propósito de volver a realizar una visita con más detenimiento al centro donde además de las tortugas locales hay tortugas de otros tipos procedentes de abandonos, donaciones, requisas en la frontera…y que mediante convenios con otros países, las reenvían para que sean reintroducidas en sus hábitats naturales.
Nota 22/04/2010: Edito para corregir el número de marca de la tortuga, amablemente facilitado por el personal del CRT.
Pingback: Bitacoras.com