Granjas de contenido

Es algo tan viejo casi como la propia web. Al principio era el simple plagio de contenidos. Normalmente por parte de usuarios con escasa ciltura -digital y de la otra- que confundian ‘recopilar’ con ‘reproducir’. Aun quedaba tiempo para explicarles que en la red no hay que reproducir, hay que enlazar. Mientras lo primero consume espacio de almacenamiento y duplica contenidos al tiempo que los hace más difíciles de mantener, lo segundo enriquece la experiencia de navegacion y refuerza la confianza del usuario sobre los contenidos más enlazados. Esto es asi porque un enlace supone siempre un reconocimiento y entre tantos enlaces habrá muchos que habrán examinado y valorado positivamente el contenido que al enlazar de alguna forma, recomiendan.
El plagiador es un parásito que busca el reconocimiento por la vía fácil: hacer trampa y copiar, mostrando el trabajo de otros como propio. Mi experiencia es que suele tratarse de personas con problemas de autoestima, dificultad en la comunicación y escasa inteligencia. A veces solo son preadolescentes carentes de una educacion en valores.
En los primeros tiempos de la web podía dedicar algun tiempo a realizar una labor de alfabetización, explicando los principios de la web y como transformarse de plagiadores en recopiladores. Básicamente se trata de citar la fuente y el autor de la informacion recopilada y una agrupacion de datos o un enfoque inexistente previamente. Esto supone una aportacion al conocimiento aun cuando sea modesta, mientras que el plagio representa solo un obstáculo en el camino de otos investigadores que tropiezan con informacion que deen analizar para comprobar que está repetida o inutilizable por falta de freferencias a las fuentes.
El factor económico ha incidido de forma determinante en la multiplicacion del fenómeno de copia de contenidos. Esta vez no es tanto un vicio intelectual como un simple enriquecimiento a costa del esfuerzo ajeno a través de las llamadas «granjas de contenidos». Su esquema de funcionamiento es el siguiente:

  1. Identificar un tema por el que exista avidez en la red. Aunque el fenómeno se inició con las páginas de sexo, se ha extendido a las recetas de cocina, la ecología, las dietas,…o cualquier otro tema capaz de atraer miles de visitas. Son preferidos los temas cuyo interés no decae con el tiempo como recetas de cocina o del tipo «como se hace».
  2. Crear un blog o una página, preferentemente en un servidor gratuito y se rellena a ser posible de forma automática con contenidos robados de otros blogs y páginas sobre el tema. Aunque es una tarea al alcance de cualquier aficionado hay también grandes empresas dedicadas a este negocio.
  3. Hay que preveer la posibilidad de que el servicio se considere fraudulento, asi que conviene tener varias copias en diferentes servidores o un sistema de traslado rápido a otra web.
  4. La trampa puede adornarse con técnicas SEO para conseguir que el mayor número de búsquedas coincidan con el sitio, se pueden instalar multiples sitios y enlazarlos entre si y se pueden adquirir diferentes dominios con nombres significativos para atraer aún más visitas.
  5. Por supuesto el objeto de todo este despliegue es rentabilizar las visitas con enlaces remunerados, bien sea sencillamante con el sistema de publicidad de Google Adwords o enlaces a páginas de sexo o otras que remuneren este tipo de publicidad.

No conozco estimaciones sobre las cantidades que pueden obtenerse mediante este tipo de fraude, pero debe ser rentable a la vista de su proliferación. No cabe duda de que independientemente de su calificación legal, la actividad es un fraude hacia el usuario y hacia el auténtico autor de los contenidos del que algunas veces incluso se solicita su colaboración alegando que «se va a beneficiar siendo enlazado desde una web con muchas visitas» y pidiendo, por supuesto, un enlace recíproco.

Hay diversas técnicas de defensa. Desactivar el «Copiar y Pegar» en la página es algo trivial, pero ayuda a eliminar a los plagiadores más torpes. Lo malo es que -igual que otras medidas «defensivas»- también molesta a los usuarios que quieren hacer un uso lícito de los contenidos. Una vía molesta de ‘recolección’ de contenidos es el propio sistema de ‘feeds’ que aprovecha este servicio de actualizacion de titulares ajenos para rellenar el blog propio. Esto hace que algunos blogs sean reacios a poner todo el artículo en el ‘feed’ y ello va tambien en detrimento de los lectores legítimos.

Lo que no debe hacerse es denunciar en foros públicos o en nuestra propia web. Sencillamente como hay que mencionar la dirección del infractor, le estamos haciendo propaganda gratis. Yo confio en el criterio de los lectores. Ciertamente desde una postura cómoda ya que no espero obtener rendimiento ni pecuniario ni moral por la publicación de contenidos, así que puedo permitirme la ‘pose’ de ignorar a los que me copian.

Los buscadores son los principales enemigos de estas prácticas. Les interesa ofrecer el mayor número de resultadodes significativos en las búsquedas. Y en el caso de Google no ser estafados en el pago de los anuncios. Por ello hace ya más de un año que viene tomando medidas e incluso modificó su algoritmo para penalizar este tipo de webs. Una extensión de Chrome, el navegador de Google permite que los usuarios censuren aquellas webs que consideran poco relevantes y a su vez puedan compartir esta información en beneficio del resto de usuarios del buscador.

Por último solo me queda añadir que el nombre asignado a este fenómeno me parece inapropiado. Los ladrones de contenido no deberían llamarse granjeros porque en realidad no hacen crecer ni cultivan nada y por tanto, en realidad deberían llamarse «cuatreros de contenidos».

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2 respuestas a Granjas de contenido

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