En los primeros días del año nuevo uno de los tópicos más habituales es proponerse algo. Los vendedores de fascículos, colecciones y otros estudiosos de las técnicas comerciales aprovechan esa debilidad humana para poner en el mercado toda clase de ofertas con las que incitarnos a comprar algunos sueños post-navideños.
Mauro Entrialgo lo refleja de forma magistral en esta tira y en otras de estas fechas. Nos proponemos cosas, pero no nos hacemos el propósito principal que es, precisamente, cumplir lo que nos proponemos.
Por regla general se trata de propósitos de enmienda, porque en realidad no queremos hacer algo nuevo, sino dejar de hacer algo rematadamente mal: dejar de fumar, adelgazar (lo que implica eliminar un montón de malas costumbres, como la vida sedentaria o el exceso de comida…), llegar puntual, y en general como le gustaría recordar a Wicho, dejar de procastinar.
No se si hacer mi lista de propósitos de enmienda. Si la hago no se si publicarla, a lo mejor le pasa como a los deseos cuando pasa una estrella que si se publican no se cumplen. Creo que …voy a dejarlo para mañana.
Ehhhh… sí, llevaba días queriendo decir algo sobre este tema pero… ;-)
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