Sesión de fotos en los Aiguamolls

Aunque no he hecho un ‘anuncio oficial’, creo que he mencionado que tengo un nuevo equipo fotográfico. Me habría gustado escribir un bonito artículo contando los pros y los pocos contras de mi nueva cámara, pero me parecen un poco estúpidas todas esas opiniones que se emiten en los foros correspondientes diciento: «mi nueva cámara es fantástica, me la he comprado esta mañana y es lo mejor del mundo«. Ya sabemos que el coche nuevo siempre es bueno, porque nadie se compra un coche pensando que es malo, los defectos no le salen el primer día de uso y si el propietario los detecta se los calla porque nadie quiere pasar por tonto: «Mira, me he comprado un coche porque vi un anuncio y resulta que era todo mentira, me han engañado como a un imbécil«.
Pues eso. La cámara de fotos es compleja, han pasado varias semanas y aun estoy aprendiendo como salirme del «automático» porque ya se sabe que, según me decía Fermín el otro día: quien se compra una cámara reflex digital para usarla en automático, es idiota. Pues eso, yo no es que sea muy listo, pero me esfuerzo por no ser idiota y aprender a usar la cámara, pero por el momento solo me considero un aprendiz. Aunque ya he tenido dos reflex ‘de carrete’ en propiedad y usaba la ‘Contaflex’ de mi padre desde muy joven, las digitales tienen sus peculiaridades.

Y después de todo este rollo sobre la cámara nueva -por cierto una Canon EOS 450D- y por qué no he hecho un artículo «de experto» sobre la misma, contaré lo que está a mi nivel que son los experimentos.

El domingo hacía sol. Y yo tenía ganas hacía mucho tiempo de acercarme al parque natural de los «Aiguamolls de l’Empordà» (Marismas del Ampurdàn) a fotografiar aves de las muchas que por alli recalan. Me había encontrado al director del parque de copas por Figueres la semana anterior y le pregunté cuando era buena época. «¡Ahora!» me dijo con el entusiasmo que le caracteriza. Es cierto que las migraciones se producen antes de lo que creemos. Aqui de hecho son las aves las que señalan la primavera y no el calendario el que marca su paso. Y además en el espacio protegido de los Aiguamolls, hay una fauna residente todo el año que proporciona interesantes observaciones.

El domingo hacia sol. Lo repito porque hacía un sol fantástico de invierno. A pesar del frio nos fuimos al Cortalet y en el primer refugio de observación a apenas 30 metros de las oficinas del parque -cerradas en ese día festivo- me aposté con el teleobjetivo y me puse a hacer fotos. Como era un paseo dominguero, salimos tarde y con algun contratiempo nos retrasamos más. En el poco tiempo que estuve alli hice apenas cincuenta fotos de las que he subido algunas a Flickr no todas buenas, pero alguna prometedora. Especialmente esta del Mosquiter comú. Es el anzuelo que te engancha y te anima. Tengo que volver a hacer una sesion más larga, más tranquila, más planificada.

Para un lego como yo, no ha sido fácil encontrar los nombres de todos los bichos estos, pero ampliar conocimientos es uno de los agradables complementos que tienen estas actividades. No puedo pasar por delante de una parcela de conocimiento sin interesarme en ella. Cada rincón de la ciencia es un tesoro de entretenimiento. Espero que os guste la foto del Mosquitero. Me estuvo esquivando un buen rato, pero al final lo pillé ‘en pose’.

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