Crónica del jueves 29/07/2010
El Jueves por la mañana fui a recoger el coche de alquiler. Lo alquilamos en una agencia de Es Canar. Curiosamente, hablando con el encargado, resultó que era de Figueres donde había pasado la infancia y que incluso teníamos amigos comunes.
Por la tarde, aprovechando que disponíamos de vehículo fuimos a visitar la ciudad de Ibiza/Eivissa. Contra todo pronóstico encontramos pronto un lugar de aparcamiento que no era zona azul y estaba junto al portón de la muralla.
Dalt Vila es la ciudad antigua, dentro de unas murallas impresionantes construidas en el siglo XV. Su nombre (Dalt significa «arriba») ya da una idea de su orografía. Es un barrio construido sobre un cerro en cuya parte más alta se encuentra la catedral y el castillo, que actualmente está siendo transformado en un Parador Nacional.
El paseo es interesante y agotador. Lógicamente hay muchas cuestas y conviene planificarlas para no desfallecer en el intento. Las casas blancas, palacios, rincones y miradores forman un conjunto espectacular. Después de unas horas y de asistir a un espectacular atardecer, recogimos el coche y nos acercamos al puerto. Entre yates de lujo cenamos en una cafetería. En el «Café Sidney», el servicio era bueno, algo casi sorprendente en verano en un lugar de turismo. La chica que nos atendió era rápida y eficiente, pero no pudo evitar que los mejillones nos parecieran algo resecos, delatando no haber sido cocidos en el momento. Después de un paseo, nos volvimos al hotel.
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