Mercedes quería una cámara ultracompacta, pues la regordeta Nikon 4300 no cabe en la mayoría de sus bolsos. La Nikon 3200 que tenía ella ha pasado a nuestro hijo Roberto y aunque habíamos estado mirando las cámaras de la serie «S» de Nikon, finalmente nos decidimos por la Canon Ixus 65.
La decisión
El cambio de Nikon a Canon fue responsabilidad de mi vecina Mariona. Un día nos dijo que quería comprarse una Canon Ixus 50. Se había ido a un viaje con varias amigas y al hacer una puesta en común de las fotografías que había hecho cada una, había unas que destacaban por su color y nitidez. Le preguntó a la autora que cámara usaba y era una Ixux 50. Yo siempre he pensado que lo más importante de una cámara nunca viene en las especificaciones que ofrece el comercio, ni siquiera el fabricante. Ahora hay alguna ventaja con los sitios de comparativas de precios, pruebas y opiniones como «Que sabes de…» y Ciao, que son los dos que yo más consulto. Así que una referencia tan directa y contundente fue decisiva.
Por otra parte estábamos un poco mareados con las Nikon compactas con unas prestaciones completamente innecesarias como la conexión wifi y un poco cortas de sensibilidad, al menos nominal. A mi el formato de la Nikon Coolpix S9 que era una de las más serias candidatas no me convencía pues el objetivo me parecía de juguete. En general no había ninguna cámara que fuera lo suficientemente pequeña y que reuniera las características que deseábamos o las que veíamos se iban a precios fuera de nuestro presupuesto.
Así que cuando Mariona nos habló tan apasionadamente de la Canon Ixus 65 y vimos sus características, nos gustó. Cuando tuvimos oportunidad de verla y probarla en El Corte Inglés, nos gustó más. Sobre todo la pantalla minigigantesca de 3 pulgadas dejó a Mercedes prendada y aunque yo no estaba seguro de querer prescindir del visor -la Ixus 60 tiene las mismas prestaciones, pero la pantalla es de 2,5″ y tiene visor. En la prueba de la cámara me pareció que las fotos que habíamos hecho tenían algo de ruido, pero lo atribuí a la iluminación deficiente.
En el peregrinaje por los comercios intentando buscar alternativas, u ofertas que nos permitieran hacer una compra a un proveedor cercano nos ocurrió una anécdota graciosísima. En una tienda de Figueres nos dijeron que no tenían ese modelo que cámara porque «como tenía las letras ‘al revés’ y la publicidad la presentaba en formato vertical en lugar de apaisado, a la gente le gustaba menos». Claro, porque si cuando te echan la foto la palabra ‘Canon’ está vertical en lugar de horizontal no la lees y la foto no debe salir tan bien. Es el argumento mas estúpido que he oído jamás de un dependiente de comercio.
La compra
Una vez tomada la decisión, no fue fácil encontrar donde comprarla. Con precios muy ajustados en todos los proveedores de internet (unos 50 euros por debajo de las tiendas tradicionales), el principal problema consistía en que ha sido una de las cámaras mas vendidas y escaseaba. Pixmanía la tuvo como no disponible casi medio mes de diciembre y la última semana antes de irnos de vacaciones apareció. Nos llamó la atención una oferta que incluía, además de la cámara, una batería (NB-4L) de repuesto, una tarjeta SD de 1 Gb. y la funda, que no viene incluida con la cámara, a un precio de 315 €.
Fermín, que está muy al tanto del mercado, las ofertas y las oportunidades y además andaba buscando proveedor para su regalo de Reyes (una cámara reflex digital de objetivos intercambiables) me advirtió de que Pixmania estaba descendiendo en las encuestas de satisfacción. Hace cuatro años que me enteré de la existencia de Pixmania a través de Guillermo, otro compañero de trabajo que había comprado allí su cámara digital Sony. Desde entonces habíamos hecho varias compras sin motivo de queja. Recuerdo que el año pasado o el anterior Pixmania garantizaba la llegada de los paquetes antes de Reyes o Navidad.
Sin embargo esta vez hemos tenido abundantes motivos de queja. Para empezar al realizar el pedido había dos cargos de los era realmente difícil desembarazarse. Un seguro de garantía o ampliacion de la garantía y una tarjeta de cliente. Uno de los dos elementos ‘de clavo’ en la factura es el «Contrato de Compra Tranquila». Por más vueltas que le daba no conseguía encontrar el botón que me permitiera eliminar aquel cargo de 18,51 € (IVA inc.) que yo no había solicitado ni tenía intención de contratar. Al final resulta que pulsando en el enlace ‘para saber más’ aparecia una ventanita en la que después de informarnos de las excelsas ventajas nos informan de que «Antes de devolvernos su pedido» podemos elegir si suscribimos o no el contratito de marras. El lenguaje es confuso y el sistema propio de filibusteros. Que haya que ir a la ventana de informacion para descartar el cargo que no se informe claramente de la voluntariedad del mismo me parece una práctica que descalifica completamente a Pixmania y le apearía por si solo de mi lista de proveedores favoritos. Una vez descartado este cargo nos llevamos la sorpresa de que la tarjeta ‘VIPIX’ se duplica de precio pasando de 10 a 20 euros. Resulta asombroso que una tarjeta de fidelización tenga un cargo de 20 euros. Es decir, tengo que pagar para que en el caso de que vuelva a comprar, me hagan un descuento. Pero debe haber mucha gente que con las prisas y la emoción de comprar su cámara nueva debe pasar por alto estos pequeños «detalles» que al final suman 28,51 euros que sumados a los gastos de envío, igualan a muchas de las ofertas de las tiendas físicas.
Como era viernes 22 y nos íbamos a pasar toda la semana siguiente en Murcia no dudé en pedir que nos enviaran allí la cámara. Lo que no podía imaginar es que llegaría una semana después cuando me daban un plazo de entrega de 48 horas.
Además de forma inexplicable el pedido que era un ‘pack’ viniera dividido en dos paquetes que llegaron en días diferentes cuando intenté localizarlos en SEUR no pude hacerlo porque el número de envío que me habían dado en Pixmania a través de un SMS era el suyo, no el de SEUR. Sólo gracias a la amabilidad del personal de SEUR de Murcia pude irme con los dos paquetes de vuelta a casa el dia previsto.
Aun no habían acabado las sorpresas. En el primer paquete venía la funda, la batería y la tarjeta adicional…y un cable que parecía de un alimentador de baterías. En el segundo paquete, venía la cámara en su caja y..otro cable de alimentador de carga de baterías. Sorprendidos abrimos la caja y entre los complementos incluidos por canon en su producto iba…el cable del alimentador de la batería. Todos los cables tiene el mismo tipo de enchufe, asi que no es una cuestión de compatibilidad eléctrica. Es un misterio, como el hecho de que en cada envío la mercancía ocupase la mitad del volumen del embalaje.
El Manual
El manual viene en uno de los dos CD-ROM que que acompañan a la cámara, en formato PDF en varios idiomas, pero no en Español. Pixmania ofrece la posibilidad de descargárselo en nuestro idioma. Teniendo en cuenta que tienen tienda física en Madrid y Barcelona, creo que no es ningún acto de benevolencia, sino que deberían incluir directamente el manual en Español. De todas formas cuando me pasé por la web a descargarlo, me quedé patidifuso. Sólo se permite descargar una vez el manual. Este se ofrece en varios idiomas, a raíz de un botón por idioma y una nota advierte que un ‘clic’ en cualquier botón se considerará una (la) descarga. Por supuesto a esta pantalla solo se puede acceder una vez comprado el producto. Aunque los de Pixmania me tenían mosca con todo el asunto del envio y el pedido, al pasarme por la página de asistencia de Canon España veo que la cuestión debe ser política de la empresa, el titular lo dice todo: «Adquisición de manuales y software». Las razones para procurar evitar comprar producos Canon se van acumulando.
El manual, impreso y encuadernado por mí mismo
Otra sorpresa me espera cuando intente imprimir el manual. En la pantalla aparece correctamente, pero al imprimirlo en el fondo de la página aparece una sombra con la palabra ‘»COPY». Toda una serie de restricciones absurdas, como si el negocio de Canon fuera vender manuales, no cámaras.
Las primeras fotos
Cuando llegamos a casa pusimos a cargar la batería y luego hicimos las primeras fotos. Cuando leo opiniones me fastidian los que escriben: «Es una cámara fantástica, la he estrenado esta mañana..», porque si la ha estrenado hace solo unas horas, ¿como puede tener un criterio sólido sobre las cualidades del producto?. Evidentemente muchas de estas opiniones se dan bajo el efecto de la euforia del estreno. Por eso he querido esperar algunos días y hacer algunas pruebas más o menos objetivas.
En cuanto a facilidad de manejo, la cámara es muy cómoda. Debe serlo aún más para los que tienen las manos algo más pequeñas que las mías. A fuerza de ser ultracompacta, se me pierde entre los dedos, pero el sistema de control es fácil de usar y muy intuitivo. Destaca la ‘inmensa’ pantalla de 3 pulgadas y quizás lo que menos me gusta es el mando para pasar de modo cámara a video y presentación de imágenes porque es un deslizador de tres posiciones y no tienes una referencia clara de donde está simplemente al tacto. Ahora que disfruto de las ventajas de la edad, como la presbicia, la vista no me sirve de mucho a estas distancias.
Por otra parte, para tranquilidad de aquella dependienta de Figueres, puedo confirmar que a pesar de que el rótulo de la marca y el modelo en el frontal de la cámara están en sentido vertical, pueden echarse fotos en formato apaisado con toda facilidad.
Las primeras pruebas para comprobar el nivel de ruido de la imagen me dejan asombrado. Al lado de mi Nikon 4300, una cámara que se considera ‘obsoleta’ en el mercado, la Canon parece una cámara de Juguete, que recuerda más la primera ‘RIMAX’ que tuve que una cámara de una marca de prestigio.
Para tratar de tener una idea objetiva del ruido hice una prueba. En el estudio eché cuatro fotos, dos con flash en automático y dos forzando que no se disparase el flash con ambas cámaras. Luego usé GIMP para comparar las imágenes. Al 100% de ampliacion puse un detalle de las fotos hechas con ambas cámaras y el resultado, procedente de la captura de la pantalla es el que aparece en Flickr y al que puede accederse pinchando en esta muestra:
Comparativa del ruido. Aqui puede apreciarse a tamaño aproximadamente real. Siguiendo el enlace se ve ampliado al 300%
Después de hacer estas pruebas pensé que quizás la configuración inicial de la cámara no era la mas adecuada. Consultando el manual ajusté los ISO a 600 y aumenté la compresión a ‘Superfina‘ para obtener una mayor calidad, ajustando el tamaño de la imagen al máximo de la Nikon, 2272×1704 píxeles para que las condiciones fueran las mismas y no tener que reducir el tamaño de la imagen con un programa externo. Sin embargo el resultado no merece la pena reproducirlo aquí porque fue básicamente el mismo.
Conclusiones
Me ha quedado un mal sabor de boca. Pixmania ha empeorado notablemente su atención al cliente, Canon una maraca supuestamente de categoría regatea a sus clientes la informacion sobre el producto que han comprado y incluye en su cámara estrella de esta temporada un firmware (barbarismo:programa incluido en interior de la cámara) propio de una cámara de juguete. Es cierto que la cámara la usaremos básicamente para fotografía familiar y el ruido se apreciará poco en copias a 10×15 cm. o en pantalla, pero la Nikon es una cámara supuestamente más modesta y antigua y es notablemente mejor. Este es sin duda el principal argumento en contra de una cámara que por lo demás es muy cómoda de usar y de llevar en la que destaca la gran visibilidad de la pantalla de 3 pulgadas. Quien desee una cámara ultracompacta y cómoda a buen precio, puede comprarla, pero si se desea una mayor calidad en la imagen la Ixus 65 no es recomendable.
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