El sábado fuimos al teatro. La obra que vimos es una adaptación de Els Joglars para el teatro de la obra homónima de Miguel de Cervantes, la novela «El Coloquio de los Perros», que forma parte de las llamadas «novelas ejemplares».
Yo no había leído la obra original, pero pensando que siendo de Cervantes tenía que ser buena y que la puesta en escena por la compañía de Els Joglars en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, no podía ser otra cosa que un gran espectáculo.
Y he de decir que en absoluto nos defraudó. De la adaptación de Albert Boadella podría decirse usando una cita de la obra original «…que dijo un gran poeta de los antiguos que era difícil cosa el no escribir sátiras» pues el resultado es una sátira y divertida donde, sobre un fondo de la obra clásica, se tejen magistralmente casos de la vida moderna, mostrando como la naturaleza humana aqueja los mismos defectos hoy que en los tiempos de los clásicos.
Cuando cayó el telón y después de aplaudir a los actores hasta que nos dolían las manos salimos del teatro y al mirar el reloj me parecía mentira haber pasado allí hora y media.
Al día siguiente nos llevamos una sorpresa. Asistíamos a la comida de los Voluntarios de Protección Civil, invitados por el Presidente de la Asociación, Josep María Sais, al que ya había mencionado en este blog como el artista que da nueva vida a las máquinas de escribir. Resultó que su hijo Xavi Sais era uno de los actores de la obra y comía allí con nosotros. Lo pasamos fenomenal comentando detalles que nos habían gustado, como la excelente interpretación de los actores al dar vida a los perros de la perrera, el vestuario y el escenario. Xaviér nos confirmó lo que ya sospechábamos, que cambiarse de ropa sin ser visto por el público detrás del único elemento de atrezo era incómodo y difícil, que los momentos en los que debían quedar inmóviles en escena en extrañas posturas se hacían eternos…fue una comida entretenidísima y un excelente epílogo de la fantástica velada de teatro del día anterior.
Una de las cosas que nos comentó y que más me sorprendió fue el truco de las estrellas. El telón de fondo del decorado es un telón blanco al que con luces se hace aparecer en tonos azules más claros y oscuros o rojizos anaranjados según represente el cielo durante la noche, el día o el amanecer. Sin embargo sobre este cielo brillan unas estrellas que cambian su brillo gradualmente de forma casi aleatoria. El recurso utilizado es simple. Se trata de tuercas metálicas, limpias y pulidas, que suspendidas con hilo de pescar, giran levemente, reflejando la luz de forma que parece el titilar de las estrellas, con un realismo increíble para un recurso tan sencillo.
En definitiva se trata de un montaje altamente recomendable, entretenido, divertido y de una gran belleza en que los amantes del teatro disfrutarán tanto con la obra como con los detalles y cualquier persona se entretendrá y divertirá con las sátiras, bromas y parodias. Si tenéis ocasión de verlo, no os lo perdáis.
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