Por fin he conseguido que esto funcione mínimamente. En el caso del blog la cuestión era más de estética que de otra cosa. No estoy aun convencido de que este sea el aspecto final que quiero para mi blog, pero es un buen punto de partida. Con otras parcelas de esta web aun estoy peleándome y me temo que me quedan algunos zarpazos que llevarme antes de poder convertir el mantenimiento del dominio en una rutina.
Ahora que llega el momento de la inauguración quiero hacer, como en las inauguraciones formales, un guiño a quien ha hecho posible que esto se ponga en marcha.
Que duda cabe que esa persona es Mercedes. Mi esposa es quien más me ha apoyado y ha sufrido mi aprendizaje informático y mis horas de red. Ha escuchado mis explicaciones, sufrido mis dudas, alentado mis intentos sin que el tema le importase un bledo, solo porque era importante para mi. Y este dominio es un regalo suyo para mi cumpleaños.
No quisiera escribir aquí un párrafo dulzón y empalagoso. No es que crea que mostrarse romántico ‘no es de hombres’ pero prefiero las descripciones breves, exactas y con los adjetivos precisos. Y Mercedes va a ser protagonista de más de una anotación, así que por ahora solo quiero dejar constancia de mi agradecimiento por su cariño, comprensión y apoyo en este momento como en tantos otros antes. Espero hacer méritos para seguir mereciendo ese apoyo en el futuro.
Como ya he confesado que el dominio es un regalo de cumpleaños, no me importa decir que nací en 1958 y por tanto, cuando escribo estas lineas estoy estrenando los 48 años. Hace tiempo que soy consciente de que no se me puede aplicar el primer verso de la Divina Comedia:
“El mezzo del cammin di nostra vita,…”
es decir,
“A mitad del camino de la vida,…”
Por tanto, ahora que estoy recorriendo la segunda mitad del camino, ya no puedo hablar de una ‘tripita incipiente’ porque las lorzas están bien aposentadas y decididas a quedarse conmigo y además hace unos años que no leo los componentes en las etiquetas de los alimentos envasados: no porque no me importe, sino porque la dichosa presbicia me impide leer las letras del tamaño de las de la guia telefónica, incluso algunas mayores según la distancia.
Esto me desespera un poco, porque una de las constantes de mi forma de ser es el despiste. Quiero decir que yo podría llevar gafas o no llevarlas, pero llevarlas a ratos es incompatible con mi vida habitual. Hace unos treinta años que no he perdido ningún par de gafas de sol (he perdido otras muchas cosas, pero gafas no). Las uso constantemente y no las pierdo, pero el problema de las gafas para leer es que hay que quitárselas y ponérselas y eso acaba irremediablemente en unas gafas extraviadas. Así que las uso poco: solo cuando no tengo otro remedio.
A mis hijos no sé si mencionarlos. No por que no sean importantes en mi vida o como motivación de lo que hago, sino porque están en una edad en la que no sabe uno si darles un beso o un capón, porque parece que todo les resulta igualmente molesto, en la que parece que para afirmar su personalidad necesitan encontrar los defectos de sus padres y hacer lo contrario que ellos incluso cuando estaría bien hecho.
De forma que si digo que el blog es principalmente para tomar nota de las cosas que no puedo -aún- hablar con ellos, creerán que les reprocho ser mi principal fuente de estrés, y si digo que es para que lo lean, dirán que más que un padre soy un paternalista que les agobia con obviedades, impidiéndoles el ejercicio de su responsabilidad. Naturalmente cuando uno deja de agobiarles, ellos dejan de ejercitar la responsabilidad pues ya no tienen nada que demostrar a nadie.
Siempre queda la esperanza de que los hijos de otros lean aquí algo que les sea útil y puedan aprovecharlo al no impedírselo el hecho de que lo haya escrito su padre.
De los amigos ¿que puedo decir?. Sé que hay alguno que ya visita estas páginas hace días estudiando los primeros cambios y esperando los primeros artículos. Pues los amigos son el principal motivo por el que le dedico tanto tiempo a la red. La mayoría de mis amigos actuales los he conocido a través de internet, están dispersos por España y gran parte del mundo y me encantan porque en general tienen un concepto exageradamente amable de mí, de forma que pueden permitirse incluso contradecirme sembrando las dudas que hacen crecer las ideas y dan como fruto la convicción. Pero lo mejor de los amigos es, simplemente, que están ahí, que es la esencia de la amistad, así que …gracias por estar ahí.
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