Pues si, hoy es «el día después del concierto», aunque para algunos es el día del concierto que empezará de nuevo en el Nou Camp dentro de un rato.
Mis impresiones del concierto de ayer supongo que son algo atípicas. Tuvimos suerte de encontrar un hueco en la residencia de Diagonal y después de decidir alojarnos allí me enteré que el estadio está a un paseo andando. Cosas de no ser aficionado al fútbol: no solo no había estado en mi vida en el Nou Camp, tampoco tenía ni idea de donde estaba.
Llegamos en apenas quince minutos de paseo a eso de las ocho de la tarde, dos horas antes de empezar el concierto. Había gente por todas partes y no teníamos ni idea de donde se encontraba el acceso diecinueve, que era por donde teníamos que entrar. Preguntamos a a uno que llevaba una camiseta de la organización y nos remitió a otro que nos dijo: bajen un poco más hacia el estadio, y verán el acceso dos, sigan bordeando el estadio hasta el 19. El fogonazo de inteligencia que desprendían aquellas palabras nos hicieron pensar que estábamos consultando al mismísimo organizador del dispositivo, porque vamos, eso es algo que no se le habría ocurrido a cualquiera.
Como estábamos en Joan XXIII, nos tocó dar algo más que la vuelta completa al estadio, ya que el ‘atajo’ que pasa por delante de la pista de hielo y los accesos principales estaba cerrado y después de entrar por allí tuvimos que volver a salir. Por otra parte había una riada de gente en sentido contrario que debía ir del acceso 21 -que según vimos luego debía ser el último- hacia el 2. Un movimiento de gente que podría haberse evitado con un poco de información.
Información que tampoco existe en la red, pues antes de salir intentamos obtener un plano del estadio para ver donde estaban ubicadas nuestras localidades. Vano intento, no hay forma de saber ni donde están los accesos, ni la ubicación de las localidades. La web del Barça, en lo referente al estadio solo habla de tonterías: que si la sala de prensa, …parece mentira que una infraestructura de la que hay entrada en la wikipedia, tenga tan poca información.
Cuando por fin llegamos al acceso diecinueve y después de hacer una breve cola pasamos sin muchos trámites, salvo que miraron sin mucho interés dentro del bolso de Mercedes. Siguiente sorpresa la puerta 57 que debíamos usar según la entrada, estaba cerrada. Más preguntas y nos mandan por una rampa al piso de arriba para allí usar las escaleras interiores. Buscamos la del área donde estaba nuestra localidad y nos dirigimos a ella. Una chica en la puerta nos indica donde están los números de fila y encontramos nuestras localidades sin mucho problema. Aún faltaba hora y media para empezar el concierto y aquello fue mas entretenido que el propio concierto. El caos de las entradas era increíble. Nadie parecía encontrar su localidad. Unos que la habían encontrado huían de ella porque habían pagado cuatro euros menos que nosotros pero era tan lateral al escenario que no se veía nada. Excepto un fan portugués y unos maños que se sentaron a mi lado, unas nueve o diez personas a nuestro alrededor habían equivocado sus asientos y tuvieron que ir a otra área o a otra fila…Al final también hubo gente sentada en las escaleras, supongo que por lo de las localidades desde donde no se veía el escenario.
El inicio del concierto se retrasó casi media hora, y eso que decían que ‘The Boss’ era muy puntual. En el terreno de juego había una masa de gente increíble, que hacia movimientos de cuyas razones no llegábamos a enterarnos. No obstante, agradecía no estar allí y tener que pasar horas y horas de pie.
Según ví, había muchísima gente que había llevado sus cámaras de fotos compactas, lo cual me extrañó, porque se decía que iban a registrar y que no se podía grabar ni hacer fotos. Lo que ya me dejó sorprendido pro completo fue una mujer que se había llevado una reflex digital. No entiendo porqué dan unas normas para luego no respetarlas, está visto que hay que ir de ‘vivo’ o de ‘geta’. Yo hice mis fotos con el teléfono y consecuentemente la calidad no es muy buena.
Y empezó el concierto. Nada más hacerlo, todo el mundo se puso en pié. Yo no lograba entender porqué habían pagado una localidad de asiento para luego levantarse. Y saludaban, como si desde el escenario pudiera verse algo. En general todo el mundo actuaba como una masa de posesos y a mi el tema me producía un fuerte rechazo. Nunca me ha gustado la multitud ni la sensación de pertenecer a la masa, pero mucho menos cuando su actuación es completamente ilógica. Si se supone que habíamos ido a ver a un tío que canta muy bien, ¿por qué cantaba la gente?, ¡podrían limitarse a hacerlo en la ducha!. Además, todo el mundo parecía saber la letra. Yo estimé que era la primera vez que oía el 99% de las canciones y probablemente me equivoqué en el 1% restante.
Los de la fila de delante estaban de pié. Quizás una buena parte del concierto porque los de la fila delante de ellos también estaban de pié, pero aquellos imbéciles tenían una barandilla delante, así que nadie les estorbaba. ¿Que hacían de pié?. Dar morcilla. Molestar.
Como es escenario debía quedar a unos cien metros como mínimo de donde estábamos, sobre él solo se veía saltar unas pulguitas. Pero en los laterales había unas pantallas gigantes donde podían verse primeros planos del Boss o de los músicos de la banda. Los mejores planos y escenas las vimos estupendamente en las pantallas. Supongo que luego venderán esos vídeos y que incluso costarán menos que una entrada, atraco de la SGAE incluido. ¿Por qué entonces fuimos al concierto si lo mejor del mismo lo vimos en la pantalla?
A los tres cuartos de hora ya había bostezado un par de veces y las tres horas de concierto se me hicieron largas. La música no estaba mal, pero bueno, era música. Un par de veces tuve que luchar seriamente para no dormirme sentado a pesar del escándalo, No me lo pasé mal, pero me lo habría pasado mejor si me hubieran dejado ver el espectáculo en vez el culo de la tía de delante (que no tenía nada de interesante). Lo mejor de la noche fué que Mercedes si se lo pasó bien. Supongo que aún se lo habría pasado mejor si no hubiera ido al concierto con el muermo de su marido, pero ¡nadie es perfecto!.
El Bruce, desde luego es un showman. No paró de pegar brincos de un lado al otro del escenario, de acercarse a la primera fila, hasta tumbarse literalmente sobre las palmas de la mano del público (que asco, estaba empapado de sudor…) Pero bueno, el tío a sus 56 tacos muestra una vitalidad excelente y una capacidad de movilizar a la masa que supongo es lo que le ha dado la fama que tiene. Repito, que me pareció que la música no estaba mal, lo cual, dicho por mi es un gran halago, porque habitualmente casi todo me parece ruido. Eso si, la megafonía era francamente mejorable, porque ruido de verdad también hubo en más de una ocasión desluciendo algunas canciones.
Hubo repeticiones (que pesada es la gente) solicitadas al grito de ‘Oé, Oé, Oé, Oeeé». Lo que decía, ¿como pueden saberse las letras esta gente que no sabe inglés?, todo el mundo sabe que ‘Oé’ no quiere decir ‘otra’ en inglés. Menos el Bruce, que como se lo deben pedir en tantos idiomas ya sabe de que va la cosa (más canciones por el mismo precio) y se dejaba querer.
Salimos, después de las repeticiones y nos fuimos andando a la residencia. Llegamos muertos de cansancio y caímos en el catre reventados. Esta mañana nos ha costado levantarnos y también llegar a casa.
Lo que no haga uno por amor…