Uno de los aspectos que rodean el mundo de los urban sketchers que más llama mi atención son las formas peculiares de poner la fecha, la firma o marcar los dibujos de alguna forma que los hace personales. Entre ellas están los sellos, compañeros inseparables de muchos aficionados al dibujo.
De esta forma me fijé en esos sellos cuadrados de color rojo que muchas veces aparecen como firma del artista en obras orientales y en el hecho de que algunos dibujantes de aquí habían adoptado sellos similares.
La web, que es maravillosa, contiene información de los aspectos más insólitos de la vida y este no es una excepción. He consultado muchos documentos y el alud de información y a veces pequeñas contradicciones pueden llegar a confundirte, por no hablar de los nombres japoneses y las traducciones y matizaciones que cada autor hace de ellos.
Al investigar sobre ello, averigüé que se llaman «hanko«, en japonés 判子 (en Kanji) o también はんこ(en katakana). Este término quiere decir «estampilla» o «sello pequeño», ya que estos sellos, colocados al final de un cilindro o un cono son obviamente de un tamaño que permita su transporte fácil. El sello estampado, que sirve para acreditar la identidad de su propietario, se denomina «inkan» (印鑑 ).
El mango del sello, tradicionalmente hecho de madera o de cuerno de buey, puede ser hoy como la carcasa del móvil, un elemento más de adorno, ostentación o expresión del carácter de su propietario, y se fabrican en plástico o en titanio, con los colores y diseños más variopintos. A veces se guardan en una caja con un pequeño tampón de la tinta bermellón que se usa para entintarlo y estampar su diseño.
El hanko se usa en Japón y otras partes de oriente para el mismo uso que damos aquí a la firma: acreditar la autoría en obras de arte o misivas, firmar contratos o realizar trámites administrativos.
Su uso está regulado por ley en Japón desde el 1 de octubre de 1873, cuando el Gobierno estableció por ley estampar el inkan como medio de identificación personal.
Existen diferentes tipos de sellos según su uso y su importancia. El principal es el «sello registrado». Hay que registrarlo en el ayuntamiento de la localidad o barrio donde se reside. No sería difícil falsificar un sello, así que ¿cuál es la garantía de su autenticidad?. Existe un registro oficial de sellos. Los sellos registrados se garantizan y permiten obtener una tarjeta que, a su vez, nos da acceso a un certificado de autenticidad del sello y que de hecho, puede servir como documento de identidad. Hay un sinfín de normas en la web en perfecto japonés, accesibles para nosotros gracias a los traductores automáticos, aunque no completamente perfectos.
Siendo Japón un país donde se mezclan de una forma curiosa tradiciones ancestrales y la modernidad más vanguardista, no nos tiene que extrañar que el hanko haya confluido con un producto tecnológico creciente, produciendo sellos que estampan un código QR que además de cumplir su función clásica remiten a una página web que contiene información de utilidad sobre su propietario.
No disponer de un sello personal puede ser un obstáculo para un extranjero, porque en determinadas entidades no podría abrir una cuenta porque no admitan la firma manuscrita, según nos cuenta el «Gato nipón» en un artículo de su blog. Por eso se recomienda a quien va a residir un tiempo en Japón que se haga uno, si no se lo regalan antes, algo que al parecer es bastante común.
También es un recuerdo muy apropiado de una estancia en Japón, y aunque allí hay muchos establecimientos que venden sellos prefabricados e incluso podemos encontrar máquinas expendedoras, ni siquiera es necesario viajar: podemos adquirir un hanko a través de internet.
Pero yo tomé este proceso de obtener mi hanko personal como un desafío de creatividad: decidí diseñarlo y fabricármelo yo mismo.
Se recomienda elegir el tipo de letra japonés correcto para tu hanko personal. Pensemos que, como la firma, va a acompañarte toda la vida y quizás no sea apropiado verse representado durante toda la vida en un tipo de letra que sea el equivalente japonés a la denostada Comic Sans.
Decidí que con todo mi respeto a la cultura japonesa, adaptaría las ideas que inspiran el hanko a nuestra cultura y mis necesidades. Aprovechando la brevedad de mi apellido, pensé que un sello donde apareciera este sería fácilmente adaptable a la forma y diseño del hanko.
Me puse manos a la obra con Inkscape, después de hacer un ligero diseño a lápiz en un papel cuadriculado. Una vez determinada la forma, decidí usar el diseño en negativo, de forma que el logotipo con mi apellido aparecería en blanco sobre fondo rojo.
Como el tamaño lo permitía y disponía de la fina gubia profesional que había comprado, me puse manos a la obra para grabarlo en plancha de goma para estampar.
Después decidí hacerle un mango adecuado. Corté un trozo de madera en forma de prisma cuadrado con la veta en su sentido longitudinal y redondeé sus aristas laterales y poniendo énfasis en la parte superior, dejando cuadrada su base. Para colocar el sello de goma en su mango usé cola de contacto. Después de pulir cuidadosamente el mango, le di un poco de cera para muebles, lo cual acabó de ennoblecer el aspecto y el tacto del humilde trozo de madera. Una vez montado en su mango, el estampado del sello es cómodo y fácil y su aspecto, aunque mejorable, me parece bastante aceptable.