En la Academia General del Aire de San Javier se conocía como ‘carterismo‘ a la tendencia de los profesores por poner mejores notas, a igualdad de méritos, a los alumnos de los primeros puestos del escalafón. Se dio el curioso caso de alguna asignatura en la que no se hizo examen y las notas se atribuyeron ‘por orden de escalafón’. Dada la importancia de este en una profesión en la que entonces se ascendía en escala cerrada con ocasión de vacante, los protos se justificaban diciendo que de esa forma ‘no alteraban el status quo‘.
Sin embargo cuando la evidencia rozaba el sarcasmo era cuando te preguntaban en clase. En la Academia se preguntaba la lección en clase cada día a varios alumnos, como en los colegios de nuestra infancia. Si el profesor sacaba a uno de la cola y este recitaba la lección de memoria, con puntos y comas el comentario solia ser algo así como: «¡Vaya, hombre! si ha estudiado usted, ¿Que santo se ha descolgado del cielo?. En fin , le pondré una buena nota: un seis«.
Cada uno tenía hechos unos pronósticos sobre cuando podía tocarle a él. Si un día te tocaba, el siguiente era muy poco probable. Los ‘primeracos‘ eran los que más afinaban en estos cálculos, pero a veces también falla ala estadística y sucede lo improbable. Si tal cosa ocurría y el proto pillaba a uno de los primeros de la clase como vulgarmente se dice «en pelotas«, osea, sin haber visto la lección ni por los forros la escena era también previsible. El primeraco salía a la pizarra y muy digno recitaba como un papagayo la lección del día anterior, pronto o tarde el profesor protestaba con más o menos énfasis y preguntaba algo de la lección del día u omitía ese triste trámite de resultado conocido. Finalmente decía: «¡Pero hombre!, ¿Que ha pasado hoy?, La cosa está muy floja, me veo obligado a ponerle nada más que un seis»
Ahora no consigo averiguar como lo encontré, pero fue navegando por la red, en algun sitio había un enlace al blog ‘Juegos de Ingenio’ donde se comentaba el ‘Efecto San Mateo’ que consiste en ‘Dar más al que más tiene’ y se basa en el versículo del Evangelio según San Mateo:
Mt. 25:29, dice:
Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Yo no sabía que se llamaba así, ni el origen evangélico del nombre. Tampoco sé por qué en la Academia se conocía como ‘carterismo’. Para ir a clase llevábamos una cartera de cuero con los libros. ¿Dar más al que más lleva libros en la cartera, es decir, estudia más?. No sé, habrá que seguir investigando.
El caso es que el nombre en cuestion tiene su respuesta en una búsqueda de Google y entre las referencias encontramos aplicaciones en los más diversos campos, desde la educación a la economía. Por mi parte voy a dejar el tema aquí. Algún día escribiré sobre lo difícil que era la vida en la cola.