Enmascarado desastroso

En acuarela, al ser las pinturas transparentes se pinta siempre empezando por los colores claros para acabar con los más oscuros. Aunque algunas cajas incluyen un color blanco que en realidad es más témpera que acuarela y que la mayoría de quienes lo usan utilizan para hacer mezclas suavizando otros colores, el blanco en la acuarela es el color del papel.
En ocasiones resulta difícil reservar esos espacios blancos, que pueden ser un reflejo o una nube de florecillas en una mata verde. Dar una capa de color en una zona extensa con una brocha de tres centímetros de ancho sobre un papel húmedo y pretender que el color quede uniformemente distribuido dejando una nube de diminutos detalles sin pintar es tarea casi imposible. Para conseguirlo se utilizan diversas técnicas.

Los Cogorros

Por ejemplo mojar la pintura con unas gota de agua y secar, ya que el agua disuelve la pintura y se le lleva al secarla con un trapo o con el pincel. O rascar el papel con una cuchilla, llevándose la primera capa, que contiene la pintura. También se puede usar un rotulador acrílico, un bolígrafo de gel o tempera blanca (o de un color claro) para esos pequeños detalles claros sobre un fondo más oscuro.
Una de las técnicas mas utilizadas es el ‘enmascaramiento’ que consiste en usar un producto que impida que el papel absorba el agua con la acuarela. Esto puede hacerse mojando la zona con alcohol, pintando con un lápiz o barra de cera blanca… produciendo diferentes texturas y resultados, sobre los que aconsejo experimentar.
Pero el método más sencillo me parece usar líquido de enmascarar. Se trata de un producto a base de látex que se extiende sobre la zona que no se quiere colorear. Se deja secar y se pinta encima. Cuando la pintura esta seca basta pasar el dedo por encima y levantar la máscara, que se desprende del papel con facilidad. A partir de ahí se puede dejar el papel en blanco (sin pintura) o aplicar el color adecuado.
Este sistema tiene, a mi modo de ver, algunos inconvenientes. El primero es que cuando pintas «in situ», al aire libre, tienes que «acarrear» un trasto más: el frasco de enmascarado y el pincel para aplicarlo. El líquido es pegajoso difícil de controlar y el pincel es fácil que quede inservible después de usarlo para aplicar el enmascarador. Para eso hay frascos con un fino pitorro metálico que permite aplicarlo directamente, pero sinceramente, para pequeños brillos o detalles, yo prefiero el método del rotulador o el bolígrafo de gel, mejor este último pues los rotuladores acrílicos tienen una desagradable tendencia a secarse si no se usan frecuentemente y yo he tirado alguno con el que apenas había hecho algunos reflejos. Caros reflejos.
Además de lo expuesto sobre los inconvenientes del enmascarador, una vez aplicado tarda en secarse. Si estas en la calle, es incómodo y poco práctico perder diez minutos esperando a que la máscara se seque. Por otra parte, en las instrucciones de uso del producto se recomienda no dejar más de unas horas el producto en el papel. Hoy os presento aquí las consecuencias de no seguir este consejo.

Liquidos enmascaradores Dibujo con reservas Detalle del problema
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Hace un par de años, aprovechando un descanso en una reunión, me puse a dibujar la sala de la cafetería. Cuando me disponía a pintar, me fijé en todos esos cuadros sobre la pared forrada de madera. Pensé que enmascarar las partes que pintaría doradas o blancas sería una buena idea. Pero el descanso duró menos de lo que pensaba y la reunión se reanudó antes de lo esperado.
No pude acabar el dibujo aquel día, ni el siguiente,… pasaron los días y el liquido seco seguía en el papel. Tuve que poner un papel entre la doble página porque al cerrar el cuaderno se pegaba a la página opuesta.
Acabé el cuaderno y se quedó en la estantería con el enmascarador puesto en aquellas páginas. Hace unos días lo revisé y aunque intuía el desastre, decidí probar a ver que pasaba si reanudaba el dibujo pintando aquellas páginas.
Después de dar la capa de pintura, retirar la máscara fue una odisea. En principio arrastraba la capa de papel, no solo la que estaba justo debajo de la máscara, sino también partes adyacentes, al desgarrarse el papel. Seguí con sumo cuidado, usando una cuchilla para ayudarme a levantar la máscara y aunque el cuaderno (de la marca Art Talens) tiene un buen papel, no pude evitar hacer un par de agujeros en la hoja, que estaba pintada por el otro lado. Comprendí que seguir pintando con acuarela solo podría suponer un desastre y decidí seguir con los lápices de colores. Sin duda alguna mi consejo es que no dejéis dos años el liquido enmascarador sobre el papel, a menos que queráis obtener un desastre como el de este dibujo.

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