Las diapositivas son un soporte de imágenes magnífico. Las películas de positivas suelen tener poca sensibilidad -para evitar el grano que afearía la imagen al proyectarla- y proporcionan unos colores intensos y luminosos.
Sin duda alguna la película positiva más famosa y apreciada de todos los tiempos fue la Kodachrome, hasta el 22 de junio de 2009, en que la empresa Eastman Kodak anunció el fin de la producción. La falta de laboratorios de procesado, derivada a su vez de la escasa demanda y el cambio a la fotografía digital de fotógrafos profesionales y publicaciones ha ido dando como resultado la paulatina desaparición de productos relacionados con la tecnología de la fotografía (y el cine) en soporte de celuloide y proceso de revelado químico.
He usado ocasionalmente diapositivas y tengo un proyector. Hubo un tiempo en que si querías ver una foto a tamaño gigante la única solución viable es que se pudiera proyectar. Por eso los spotters y coleccionistas en general hacían sus fotos en diapositivas: para poder estudiar los detalles. Como solo tenía una cámara, los carretes de diapositivas que hice, también incluyen un buen número de escenas familiares.
Ahora esas diapositivas duermen en un armario y para clasificarlas quiero digitalizarlas. Compré hace un tiempo un escáner de diapositivas barato, pero los 5 megapíxeles que proporciona no me animan a tomarme el trabajo de ponerme a digitalizarlas. Mientras pienso en otra solución, pasa el tiempo y los proyectos se acumulan. Una prueba es que el borrador de este artículo tiene siete años.
Hace años que no pongo el proyector para ver las diapositivas. Resulta incómodo sacar el proyector, buscarle una posición y un lugar donde proyectar, rebuscar entre las cajas, no muy bien clasificadas las diapositivas que quieres ver.
Si hay una visita y pretendes enseñar tus recuerdos, hay que oscurecer la sala, obligando a toda la concurrencia a secundarte en tu proyección del pasado en luces y colores, solo para darte cuenta de que casi la mitad, o quizás la mayoría, de las imágenes salen invertidas y hay que girarlas manualmente y la concurrencia se aburre. En compañía es mucho más efectivo sacar un álbum, que pase de mano en mano y si no interesa quedará encima de alguna mesa sin estorbar la conversación.
Las diapositivas son realmente bellas, pero muy poco prácticas para la foto familiar. Para los aficionados, la fotografía digital hace muchos años que proporciona una calidad suficiente a un coste muchísimo menor. Esto es lo que ha llevado al final de la producción en proporciones industriales de las películas de prácticamente todas las marcas. ¿Llegarán a desaparecer? Espero que no. Como la película fotográfica, las diapositivas tiene ya el encanto romántico de la tecnología obsoleta.
¿Qué hacer con los ocho cajones repletos de bellas imágenes de nuestro pasado?. Evidentemente se impone la digitalización. Y un día de estos tendré ponerme a ello. Por ahora el escáner para diapositivas duerme también en el armario.