Nos hablan de federalismo como un marco superador de las aspiraciones independentistas que propicie un mayor autogobierno en un marco de cohesión. Se ignoran, de forma consciente o inconsciente varias cuestiones importantes. (1/11)
La primera que el problema del independentismo no son las cotas de autogobierno sino las de corrupción y falta de respeto a las normas a cualquier nivel, con un desprecio claro de los valores republicanos. (2/11)
La segunda, que los estados federales con consideración de democracias plenas que conocemos disfrutan de menores cotas de autogobierno que nuestro estado autonómico y respetan escrupulosamente el arbitraje de la ley en sus diferencias con el poder central.(3/11)
La tercera es que lejos de admitir el derecho de secesión, alguna de estas federaciones están basadas en la fuerza de una guerra con la que se impuso la unión a algunos estados díscolos.(4/11)
La cuarta es que a pesar de tanta «memoria», algunos olvidan la historia. Como la paz obtenida en la transición les parece una imposición, proponen caminar hacia otra guerra civil, como las carlistas del XIX, o como la nefasta del 36. Cerrilismo partidista, violento e irracional.(5/11)
La quinta, que las grandes reformas requieren medios. Las pequeñas, también. Y en medio de una emergencia sanitaria, la grave crisis económica apareadas y los problemas heredados de años de inacción, no abundan los recursos.(6/11)
Basta ya de mentiras. Estamos con el agua al cuello y los cuentos de hadas no son solución. Hay que trabajar duro, crear riqueza para poder repartirla y dejar de comportarnos como ricos caprichosos, egoístas e insolidarios.(7/11)
El populismo crece abonado por las mentiras y las injusticias. Hay que decir la verdad de la situación, respetar la ley y al oponente político. Hay que mejorar la democracia, no rebozarla por la mierda. Hay que colaborar con el adversario.(8/11)
No podemos esperar que nos respeten si no nos respetamos. No podemos esperar que nos admitan en una comunidad si no hemos respetado las normas de la que hoy nos acoge. Los vagos, alborotadores y mentirosos no son bienvenidos en ningún sitio.(9/11)
La educación es la base del futuro. En la escuela hay que enseñar ciencia y humanidades pero también criterio, lógica, ética, valores y moral cívica. Sin ciudadanos capacitados para convivir, jamás tendremos una comunidad justa y próspera. Un solo plan de estudios.(10/11)
Miremos a los que lo hacen mejor que nosotros y tratemos de imitarles. Busquemos gestores capacitados y pongámosles al frente. Escuchemos a los que opinan diferente y lleguemos a acuerdos, votemos a los mejores y no a «los nuestros». Recuperemos la ilusión.(11/11)
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