Desde que me conozco, me recuerdo con un lápiz en la mano. La costumbre de dibujar frenéticamente me trajo más de un problema con mis profesores desde el parvulario. Pero siempre he encontrado en el dibujo un entretenimiento absorbente y relajante. Incluso cuando tengo que resolver un problema, lo visualizo mejor en forma de gráfico.
Soy consciente de mis limitaciones, y se que no dibujo bien, entre otras cosas porque no le he dedicado el esfuerzo que requiere. Aunque también me ha ocurrido siempre que los que me rodeaban alababan mis dibujos esto era debido normalmente a dos razones: o bien me apreciaban bastante, o bien dibujaban peor que yo. También ocurría a veces que las dos razones se daban simultáneamente.
Mis dibujos suelen estar repartidos en folios sueltos que metía entre los libros de estudio, en las libretas donde debería haber hecho los deberes o en los apuntes de clase. Cuando acabada la carrera he tenido que asistir a algún curso o seminario he vuelto siempre con una colección de dibujos garabateados en los apuntes como ilustración de los mismos o simplemente hechos para combatir el aburrimiento y evitar el bochornoso espectáculo de dormirme a media explicación.
Sin embargo hoy traigo aquí una colección de dibujos ‘telefónicos’. Son garabatos hechos en esos papeles cuadrados que se utilizan para tomar notas o recados por teléfono. Me dí cuenta que cada vez que hablaba por teléfono me liaba a garabatear cosas, muchas veces sin sentido, en uno de esos papeles y decidí empezar a guardarlos. Pensé que unos pocos de ellos no significaban nada pero quizás un numero suficiente podría componer un mosaico que me sugiriera algo.
Los hay que forman diseños geométricos, normalmente desarrollados a partir de un centro, otros representan algún tipo de monstruo o ser absurdo, quizás conjurando las preocupaciones en un momento dado. Algunos representan escenas oníricas o surrealistas, no necesariamente relacionadas con sueños míos y otros representan recuerdos que salen a flote discretamente, de forma casi continua.
Habitualmente el utensilio de dibujo es lo primero que encuentro sobre la mesa, pero otras veces les doy algún detalle adicional con un rotulador o bolígrafo de otro color. La mayoría no corresponden a una sola llamada o sesión telefónica sino que están retocados y completados en varios días y otros ni siquiera han necesitado el teléfono para inspirarse, mientras pensaba en algo que tenía que resolver he ido haciendo rayones sobre un papel.