España aceptó el 05/10/2016 el despliegue en la Base de Rota, del componente naval del escudo antimisiles de la OTAN, participando activamente en esta nueva capacidad de la alianza.
El Jefe de Estado Mayor ruso, Nikolái Makárov, en declaraciones realizadas el 03/05/2017, afirmó que Rusia contempla la posibilidad de autorizar ataques preventivos para destruir el escudo antimisiles de Estados Unidos desplegado en territorio europeo, “si ve amenazada su seguridad”.
Dado que el sistema de defensa antimisiles tiene como objetivo destruir misiles que serían lanzados por Rusia, es difícil entender como una defensa de un ataque Ruso puede suponer una amenaza para Rusia.
Por otra parte, no resultaría muy lógico pensar en destruir baterías antimisiles usando misiles. ¿Que arma podría ser utilizada para anular estos sistemas?. Una acción de ciberguerra podría ser un escenario plausible.
El Ejército del Aire ha participado también en el marco de los acuerdos que nos unen con nuestros aliados de la OTAN, en la misión de la Policía Aérea del Báltico (BAP, en inglés) para “evitar y controlar incursiones” de aviones rusos en las fronteras con los países bálticos, desplegando aviones de caza en Estonia.
Unos 300 militares del Ejército de Tierra, dotados de vehículos blindados, se encuadrarán en un Batallón liderado por Canadá y cuya base se emplazará en la ciudad de Adazi, próxima a Riga, la capital de Letonia.
Junto a canadienses y españoles, participarán en el despliegue militares de Italia, Eslovenia, Polonia y Albania en el marco de la operación “Presencia Avanzada Reforzada” (eFP) de la OTAN.
Estas actuaciones de España en el marco de la alianza nos ponen en el punto de mira de los rusos y la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajarova, no dudó en hacer veladas advertencias ante los periodistas en su visita a Madrid el pasado 17/05/2017, asegurando que “España está amenazada por el terrorismo internacional, pero por alguna razón la OTAN considera que no se debe defender ante esa amenaza y prefiere ocuparse de amenazas virtuales inexistentes, lo que sería hasta gracioso si no fuese porque es peligroso”.
El concepto “terrorismo” es el espantajo que engloba al enemigo universal.
Cualquier país que se ve amenazado cree que asegurando que sus enemigos son “terroristas” obtendrá el apoyo inmediato y la simpatía del bloque occidental.
Lo cierto es que bajo esa capa de terrorismo se pueden ocultar muchas acciones encubiertas.
Y no pocas veces se procura tirar la piedra y esconder la mano asegurando que las acciones han sido realizadas por grupos de “espontáneos” e “incontrolados”.
Y el dominio ideal para realizar acciones encubiertas de alcance geográfico ilimitado y efectos opcionalmente devastadores es el dominio cibernético.
Por esta razón, al adquirir un papel significado en la política de defensa europea, España no debe descuidar la dotación, formación y entrenamiento de sus fuerzas de ciberdefensa.
La protección de los sistemas de comunicaciones, las redes de Mando y control, las infraestructuras críticas y la economía que depende de las tecnologías de la información no se puede improvisar, los recursos estratégicos, los expertos civiles y estatales, (CNI, CFSE, FAS…) deben estar reclutados, entrenados y coordinados para actuar en el mismo momento en el que se produzca un ataque, que no solo no sabemos de donde puede venir sino que aun después de rechazado es poco probable que consigamos averiguarlo. Independientemente que no saber a donde dirigir la represalia es una situación poco disuasoria para un potencial agresor, esta no es quizás para nosotros la cuestión principal, pues muy por encima de ella está la cuestión de sobrevivir al ataque.
Articulo publicado inicialmente en Revista de Aeronáutica y Astronáutica Núm 865 correspondiente a julio-agostode 2017