La procastinación, que casi todo el mundo conoce, aunque no sepa su nombre, es un tema que me interesa sobremanera porque ha sido uno de mis compañeros más fieles y constantes, un agridulce enemigo que hoy te entretiene y mañana te pega un palo, siempre vive a tu costa gorroneando y encima de jorobarte te echa a ti la culpa. Y en este caso con razón, ya que en realidad es un parásito tan simbiótico que no sabes donde acaba él y empiezas tú.
No voy a extenderme con argumentos del tipo de «conócete a tí mismo» o aquel otro de «conoce a tu enemigo» para justificar que una de las principales fuentes de conocimiento sobre la procastinación me han llegado practicándola. Entre otras cosas porque si me hubiera propuesto de forma consciente estudiar el tema, lo habría ido aplazando.
El caso es que hoy, después de seguir un enlace de los Microsiervos a un artículo sobre la Ley Sinde he encontrado un artículo titulado Cinco webs para procrastinar (a muerte) y naturalmente, como experto en el tema, he decidido leerlo.
Y como no hay ciencia sin experiencia, me he pasado por las cinco webs. Sin ánimo de perder el tiempo, mero afán investigador.
Así puedo contaros que las cuatro primeras son chorradas solo aptas para estados de procastinación severos, pero la quinta, Drawing StickMan es un elemento ingenioso y creativo, que se desarrolla a partir de un monigote de alambre que dibuja el propio usuario. Me ha parecido tan entretenido que solo he podido dejarlo para escribir este artículo, con lo cual queda demostrado que aunque es divertido no ha sido un recurso de procastinación tan eficaz, ya que no lo he dejado para escribirlo mañana.
Y vosotros, amables lectores, deberíais dejar ahora mismo de criticarme y pinchar en el enlace para comprobar por vosotros mismos que la procastinación es la única tarea que no puede dejarse para mañana.
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