No hay nada como un fin de semana largo para tomar una carretera y alejarse de las preocupaciones cotidianas. Eso precisamente es lo que pretendíamos al ir a visitar a los Campanero en Castellón.
Miguel Angel y Mariona nos habían hablado muchas veces de sus veranos en Benicásim, en compañía de los hermanos y sobrinos de Miguel Angel, de las barbacoas en familia y de las caballas a la plancha.
Y este verano, como sus hijos han decidido hacer vida independiente, al menos desde el punto de vista geográfico, nos invitaron a visitarles un fin de semana y comprobar las bondades del sistema.
Sin muchas dificultades encontramos el lugar, próximo a la Avenida Ferrandis Salvador, una via urbana singular, porque a un lado y a otro del Camí de la Ralla, que separa los términos de Castellón y Benicasim, tiene el mismo nombre y forma una única vía, salvo por el pequeño detalle de que la numeración es doble ya que cada ayuntamiento aplica la suya propia empezando desde el principio de ‘su’ avenida situado en ‘su’ municipio. Un bonito lío para el que no este advertido y busque una dirección.
Nos intrigó cual sería el mérito por el cual se le atribuia el nombre de tan extensa avenida. Aunque hubo quien apuntó que ‘no era nadie’ basándose en que en el resto de las calles se mencionaba el oficio del patrono (Escritor, Doctor, Obispo…) tras un árduo ejercicio de filtrado en Google he podido encontrar esta referencia que escribiré aqui para los amantes de las hagiografías: Don José Ferrandis Salvador fué Vicepresidente y Presidente de la Diputación de Castellón y como tal, diputado a Cortes desde 1946 a 1955.
Por la noche nos acercamos al Grao de Castellón y en un alarde de fortuna encontramos -sin espera- una mesa en la freiduria más afamada, aunque de la noche solo se salvaron con buena nota los boquerones en adobo que acompañamos con unos chopitos de aprobado, unas patatas con ajo de mediano y unas almejas y mejillones de claro suspenso.