Yo creía que la expresión «el carril de los tontos» era muy común, pero una sencilla búsqueda en Google me demuestra que no es tan frecuente. Exáctamente – y salvo que mi vecino haga algo por contradecirme – tres entradas, y una de ellas es una anotación en mi página de De.icio.us apuntando a una de las otras dos.
Por si alguien no lo sabe, lo explicaré. El «carril de los tontos» es, en una vía de varios carriles como una autopista, el carril que se mueve más lento. Esta definición puede aplicarse fácilmente a otros modelos de colas, como por ejemplo otra aplicación clásica: las cajas de un supermercado.
A mi no me gusta conducir y hacerlo por autopista es aún mas aburrido, aunque lo prefiero porque es mas sosegado y elimina el estrés que producen los adelantamientos. Como tampoco me gusta llevar la radio del coche encendida – salvo un rato, casi siempre para oír las noticias- los largos viajes por autopista son tiempo para la meditación y la vida interior. Como tampoco es cuestión ni momento de sustraerse de la realidad, la meditación sobre las circunstancias del tráfico suelen ser bastante apropiada.
No voy a presumir ahora de haber realizado una aplicación original de la Ley de Murphy al tráfico rodado. Es posible que inicialmente leyera e algún sitio el enunciado y si no es así, después lo he visto en muchas recopilaciones, de forma que podría decir que si se me ocurrió a mi sin ayuda, también se le ocurrió a más gente y por tanto no es cuestión de excesivo mérito.
Hecha esta aclaración a la que no tanto la modestia como el aprecio por la verdad me obliga, sí tengo que decir que probablemente he dedicado más tiempo que muchos a la meditación de esta aplicación de la Ley de Murphy (Si algo puede salir mal, saldrá mal) al tráfico en las autopistas y que he dado en llamar «El teorema del Carril de los Tontos», que podria enunciarse como sigue:
«Si se circula por una vía de varios carriles, independientemente del número de carriles y del número de cambios de carril que se hagan, invariablemente se acaba circulando por el carril de los tontos»
Y también un par de corolarios cuya deducción es bastante trivial:
Para que el carril en el que nos encontramos empiece a moverse más deprisa, lo único que tenemos que hacer es abandonarlo.
Para que cualquiera de los carriles adyacentes al que nos encontramos deje de moverse más deprisa que el nuestro lo unico que tenemos que hacer es cambiar a ese carril.
Siempre he considerado que la Ley de Murphy no es una sentencia fatalista y que el “Teorema de la tostada” (La tostada siempre cae con el lado de la mantequilla hacia el suelo) al que se asocia frecuente y erróneamente es radicalmente falso. Por eso me sorprendió el alto grado de cumplimiento que tenia el Teorema del Carril de los tontos. Meditando sobre esta evidencia llegué a comprender porqué se producía.
Aunque con demasiada frecuencia las naturaleza humana nos impulsa a creernos más listos que los demás, los procesos de razonamiento siguen patrones bastante similares. Ver el carril lateral avanzar más rápido que el nuestro y desear cambiarse a él es un sentimiento compartido por muchos conductores en el mismo carril. Cuando una parte significativa de ellos siguen el impulso y se cambian de carril, el carril que iba más rápido se colapsa y el carril anteriormente lento tiene mucho espacio libre que permite a los que se han quedado en él, avanzar más rápidamente. Cuando los conductores inquietos comprueban este efecto, deciden cambiar de nuevo al carril que ahora es ‘rápido’ ralentizándolo al hacerlo. El patrón se repite tantas veces como se realicen los cambios de carril que se repetirán mientras las diferenciales de velocidad sean significativas y la velocidad media de los carriles comparados se mantenga por debajo de la velocidad media esperada por los conductores. QED
Pero esta situación nos lleva a otra pregunta. ¿Puede eludirse el cumplimiento del teorema? O también ¿Cual es la política que maximiza la velocidad en un tramo que cumpla esas condiciones?. La respuesta no está en el viento, sino en una entrada que pronto escribiré para compartirla con todos.