Ferias de pueblo

Figueres es una pequeña ciudad, capital de una próspera zona rural, el Alto Ampurdán o ‘Alt Empordà’ en catalán. Tanto en los pueblos de la zona como en los de comarcas adyacentes, se ha desarrollado una técnica de promoción turístico-comercial consistente en la organización de ferias.

Fira del Bunyol

Es posible que las más antiguas tuvieran un argumento ‘histórico’ y surgieran por imitación de la industria turística de otros lugares, como la Feria «Medieval» en Castelló d’Empuries y las fiestas ‘Greco-Romanas’ de l’Escala.
No obstante el elemento básico de un evento de este tipo es la «Feria de la Artesanía y la Alimentación», que consiste en puestos de venta callejeros de embutidos, quesos, pan y bollería y algún que otro producto del país como anchoas en salmuera o dulces y hierbas para infusiones, todos ellos en el apartado de la «alimentación», mientras que en el de la «artesanía» se incluyen una gran profusión de vendedores de bisutería contra otras especies artísticas en franca minoría y junto a los cuales nunca falta algún charlatán del ramo de los «homeopáticos» o de «remedios tradicionales».
Aunque pequeñas poblaciones carentes de recursos creativos han copiado la vena «Medieval», esta suele limitarse a que algunos feriantes y lugareños de la comisión de cultura y turismo van cubiertos por una tela de saco que pretende ser una rústica vestimenta de época feudal, pero que suele ser un cutre disfraz carnavalero. Salvo estos casos patéticos, cada pueblo ha encontrado un elemento autóctono o importado del que hacer bandera. Este totem comercial les permite diferenciarse de la abundante oferta para reservarse un fin de semana en el que sentirse protagonistas y atraer visitas al villorrio.
Asi tenemos la fiesta de la cereza en Terrades, del Calçot en Vila-Sacra o la de la calabaza en Esponella, por citar algunas.
No obstante, esta supuesta promocion turística, cultural y comercial suelen resultar en paradas de un recorrido anual para una serie de feriantes profesionales y la ocasión de vender más caros los productos de siempre.
Si en algún momento las ferias supusieron la ventaja para el comprador y el productor de relacionarse directamente y repartirse entre ambos el margen de los intermediarios y el ahorro del transporte, hoy en día la costumbre es que la feria suponga una ocasión para vender más caro, con el argumento de su ‘calidad’ y naturaleza ‘artesana’, cuando esos mismos productos pueden encontrarse hasta en los supermercados y la mayoría de las veces, más baratos.
Por tanto se deduce que los pueblos quieren promocionarse saqueando el bolsillo de los ‘primos’, un tipo de promoción bastante poco atractivo, la verdad, sobre todo si te toca el papel de ‘primo’.

Bunyols de l'Empordà

El pasado sábado me acerqué con mi hija Beatriz y mi nieto Víctor a la feria de los buñuelos y la garnacha de Garriguella. Un simple paseo por la feria nos convenció para hacer los buñuelos en casa y pasar ampliamente de los ‘encantos’ comerciales del evento, disfrutar del sol y del paseo y sacudirnos el polvo al volver, mejor que dejar que nos sacudan el bolsillo.

Garnatxa

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