No cabe duda de que se trata de un gran fenómeno mediático, y ha llegado a ser conocida como ‘la revolución Instagram’. Pero ¿que hay detrás de esta aplicación para teléfonos móviles?.
Instagram añade filtros a las fotos hechas con el móvil para que en vez de fotos malas, parezcan fotos ‘artísticas’. Se ha comparado a Instagram con la Lomografía, el movimiento que enaltece el culto de las cámaras analógicas rudimentarias con ópticas baratas e imperfectas y que tomó el nombre de la cámara rusa LOMO PLC.
Instagram añade al efecto tunel e intensificacion de los colores en el centro de la fotografía, otros filtros que combinan variaciones de contraste y color, que pocas veces mejoran la fotografía desde el punto de vista artístico y nunca desde el de la calidad de la imagen.
Un curso rápido sobre el uso de Instagram cabe en un breve artículo.
Sin embaro yo creo que este fenómeno es observado desde un punto de vista equivocado, porque el verdadero fenómeno no es el uso de los filtros y la aplicación Instagram.
La tendencia relevante es el uso masivo de la cámara fotográfica del teléfono móvil y la publicación de las fotos en internet, de forma casi instantánea . Antes de la generalización de los teléfonos con cámaras de calidad incorporadas, éramos pocos los que cargábamos a diario con una cámara de fotos y la publicación de las mismas siempre era diferida.
Esta promiscuidad en la realización de fotos y en compartirlas, sublima los pequeños detalles de la vida cotidiana, como el sobre del azucarillo añadido al primer café de la mañana o una bella puesta de sol, y se extiende a sucesos de actualidad o la vida social de los fotógrafos 2.0.
Quizás lo más acertado que he leído en las redes sociales sobre Instagram es algo parecido a esta frase, de la que no recuerdo el autor: «un idiota es alguien que hace una foto con el movil, le añade un filtro de Instagram y se cree un artista». Y asi es. El arte en la fotografía está más en el ojo del fotógrafo que en los medios que utiliza. Un artista sacará buen partido de Instagram y sus filtros, pero una mala foto será siempre una mala foto.
Personalmene estoy algo marginado del mundo de los teléfonos móviles. Uso mi móvil para el trabajo, se trata de un modelo antiguo y con él hablo y envío mensajes cortos. Los teléfonos más modernos que han entrado en casa son los de Mercedes y yo los he trasteado lo justo. No me parecen muy cómodos. La presbicia y unas manos y dedos anchos me supone un grave inconveniente a la hora de enfrentarme a los telados táctiles y las pantallas pequeñas.
Mercedes ha cambiado hace poco de teléfono y al disponer de la última versión de Android ha podido cargar la aplicación que comentamos. Hasta hace bien poco no estaba disponible para este sistema operativo, solo para el iPhone de Apple y cuando salió para Android no la pudimos probar porque la versión del sistema en el teléfono no era la adecuada.
La primera sorpresa es que las fotos de Instagram son muy fáciles de subir a la web de Instagram, pero no disponen de una forma fácil de ser utilizadas en un blog o una página que no sea Facebook. Mal asunto, sobre todo para los que odiamos esta versión postmoderna del Gran Hermano. Solo esto justifica ampliamente el poco uso que vamos a hacer en casa de esta aplicación, pero por otra parte, un vistazo a las pruebas realizadas no arroja ningún resultado interesante.
Hice expresamente la imagen que acompaña este artículo para compararla con otras del mismo sujeto que he hecho con otras técnicas. Ninguna de ellas es nada extraordinario, pero para alguien que disponga de GIMP o de una webcam barata, hay muchas formas de estropear una foto sin necesitar para nada Instagram.
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