Las trampas de la compra

¿Cuantas personas comprueban la cuenta del supermercado en el momento en que se la dan?. Muy poca gente. Mercedes lo hace y eso nos lleva más de una vez a presentar reclamaciones. Aunque quien no discute en los supermercados o grandes superficies no es por falta de motivo sino de ganas o por que padece Síndrome de Estocolmo.

En las grandes superficies todo está hecho para beneficio de la empresa. Las ofertas pueden hacerse extorsionando al proveedor al que se le obliga en muchas ocasiones a asumir la oferta con la amenaza de retirar su producto de las estanterías, colocarlo peor situado o dejar de encargarles el producto ‘blanco’ de la cadena. En cualquier caso si son grandes marcas, ya les interesa entrar en el juego como una forma de ocupar un espacio que en caso contrario ocuparía la competencia.

Sin embargo estas ofertas muchas veces no llegan al cliente porque se pasan todo el periodo de validez entre el ‘aun no nos ha llegado’ y el ‘ya se ha acabado’. En ocasiones excepcionales resulta que son un ‘error de impresión’ que como dice la letra pequeña de la publicidad de la promoción, según ellos, no les obliga a nada. Y si no, da igual, la gran empresa tiene abogados pagados y ociosos y pueden torear a consumo o incluso pagar la multa en el caso de que el cliente no tenga otra cosa a la que dedicar su vida y su patrimonio que denunciar, recurrir o pleitear.

Otras veces, de ahí la importancia de repasar la nota, nos vamos contentos con el chollo que hemos encontrado sin darnos cuenta de que la cajera nos lo ha cobrado al precio de siempre o más caro. Si no nos contesta con un simple ‘es que la oferta ya se ha acabado’ o ‘empieza mañana’, hay que perder el tiempo en comprobaciones, esperar a que llegue la jefa de cajas o ir a información a hacer nuestra reclamación. Otra variante es el ‘Se nos ha olvidado de quitar el precio antiguo, pero el que vale es este’.

En la estantería también hay que estar vivo y comprobar incluso cotejando el código de barras que nos llevamos el producto que queremos, porque a su vera siempre hay otros ‘muy parecidos’ que casualmente salen más caros. Es una variante sutil de la táctica cotidiana de los grandes comercios: usar productos de oferta como ‘gancho’ a la espera de sacar pingües beneficios de los otros que nos llevaremos ‘para aprovechar el viaje’.

Y entonces, ¿Cual es la actitud adecuada?. Por supuesto aquella que nos lleva a un mayor beneficio. Si cada sábado tiene que perder un cuarto de hora en la cola del supermercado, al borde del infarto por diez céntimos, cambie de supermercado o pierda los diez céntimos y gane en salud. Si considera que esa actitud es inadmisible, denuncie y asóciese. La OCU y otras asociaciones de usuarios se pelean por nosotros: apoyémosles y demos la cara.

Y por último, lo mejor es usar la táctica de la guerra de guerrillas. Primero conocer el terreno y obtener información del enemigo. Mercedes, que es mi auténtica maestra en esto, recoge todos los folletos de ofertas de los supermercados de nuestra ciudad. Con la misma rutina diaria que le lleva a leer la prensa o consultar la programación de la TV, analiza las mejores ofertas y traza el recorrido de compras de la semana. Un día a un supermercado o a dos si están en el mismo sector geográfico, al día siguiente ‘atacamos y desaparecemos’ sobre las ofertas de la otra punta de la ciudad. Las compras son rápidas y selectivas: solo los productos en mejores condiciones de venta para nosotros. Nunca jugar en el campo del enemigo: nunca ir necesitado (se me ha acabado la mantequilla…), ni improvisar (que hacemos para cenar y comer mañana?..), ni comprar comida con hambre (que te parece si nos llevamos dos kilos de filetes, medio cordero y un par de ristras de chorizo?…).

Por supuesto hay que usar todas las ventajas que nos ofrece, como tarjetas de descuento y cualquier otro servicio gratuito, pero solo en la cantidad y el momento en que nos sea propicio, no hay que olvidar que los términos ‘fidelización’ y ‘servicio personalizado’ en realidad significan ‘secuestro de la voluntad’ y ‘pérdida de la intimidad’.

Por último, voy a mojarme: ¿Nuestra experiencia?. De los comercios presentes en Figueras los precios más baratos suelen estar en el DIA, los productos de mejor relación precio-calidad en Mercadona, las ofertas mas conflictivas en Carrefour. El Esclat y el Eroski tienen productos interesantes de forma puntual y solo los pisamos en ‘racias’ breves, específicas para obtenerlos. Los supermercados Plus tienen algún producto que no encontramos en otros sitios, y a veces ofertas interesantes de frutas. En Algo encontramos ofertas sorprendentes de productos tecnológicos pero solo de tarde en tarde y a LIDL, que no tiene malos precios, pasamos a comprar algunos productos específicos u ofertas cada vez con menos frecuencia.

No obstante su apreciación no tiene por que coincidir con la nuestra. En materia de compras hay que buscar, analizar y decidir personalmente lo que nos conviene antes de comprarlo.

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