La fotografía aérea desde cometas, conocida por las siglas inglesas de Kite Aerial Photography (KAP) me ha llamado la atención desde hace tiempo. De hecho en mi artículo del número 710 de Revista de Aeronáutica y Astronáutica en enero de 2002 ya trataba el tema.
Durante mucho tiempo me he visto tentado de hacer pruebas, pero siempre había un montón de cuestiones que resolver para disparar la cámara suspendida de la cometa, además de conjugar la disponibilidad de cometa una cámara que arriesgar, el tiempo, el viento…
Pero la idea estaba ahí con el firme propósito de llevarla a cabo. Por fin este verano con la adquisición de la GoPro se han dado todas las circunstancias favorables.
El hecho de que la cámara pese solo 170 gramos con la carcasa y sea fácilmente programable para disparar fotos cada varios segundos, la hacen ideal para esta actividad.
Eso me ha permitido pensar en la posibilidad de elevar la cámara con alguna de las modestas comentas de que ya disponía.
Aunque la cámara viene con una carcasa que la protege y la convierte en sumergible, pensé que sería más sensato añadir protección contra golpes y desarrollé mi propia carcasa en unión del ‘rig‘ o dispositivo que permite sujetar la cámara y orientarla. En su construcción he usado materiales de circunstancias: una caja de plástico de bastoncillos de algodón, un trozo de aluminio, espuma plástica de embalaje y cinta americana.
Normalmente la cámara se une a la linea mediante un sistema de suspensión llamado ‘picavet‘ cuya misión es mantener estable la posición del rig y por tanto de la cámara cuando la inclinación de la linea varia al variar la altura de la cometa.
Después de haber hecho algunas pruebas con mucha prudencia, el domingo por la tarde soplaba viento y yo estaba impaciente por obtener resultados. Acabé de reforzar la carcasa del rig que en anteriores pruebas con lastre se había roto un poco y salí a probarla.
Subí al aparcamiento del castillo con la esperanza de que la magnífica fortaleza llenase alguna de mis fotos. En realidad la linea, de unos 50m. es demasiado corta para tanto paisaje. Al principio me costó poner en vuelo al cometa, debido al viento racheado y a que la cometa tenía tendencia a girar a un lado y a otro a pesar de la cola en ‘U’ que le puse.
Finalmente logré desplegar toda la extensión del hilo en un par de ocasiones y me bajé a casa impaciente por ver las fotos. Los resultados son modestos, pero suficientes para animarme a seguir. Son mis primeras fotos de KAP y mis primeros retratos al final del hilo, donde según mi amigo Juan Miguel Suay, piloto y constructor de cometas, ‘siempre hay un niño’.
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