No nos hemos hecho ricos en el sorteo de la ONCE, pero al menos hemos sobrevivido al día de los unos.
No el de los súbditos de Atila, que esos eran hunos con hache. Una buena razón para contar con una letra muda: que permite diferenciarle a uno de un huno. No es lo mismo ser uno mismo que ser un bárbaro.
Lo que parece una barbaridad es dar algún valor al hecho de que coincidan las fechas en una cifra. Si usásemos el sistema Juliano, o lo que es lo mismo, numerar los días dentro del año el famosillo 11/11/11 habría sido el 315/11, pero entonces habrían dado la tabarra con el 111/11 que aunque tiene un uno menos este año fué, ni más ni menos, Jueves Santo, uno de aquellos tres jueves del años «que relucen más que el sol», pero que hace algún tiempo que están nublados y para que nos entendamos fue el 21 de abril, fecha en la que bien podríamos celebrar algo real, como que hizo cuatro años que España lanzó el satélite Minisat 1. Y esta si que es una auténtica efemérides, no una casual y arbitraria coincidencia de numeritos. O acordarnos de otra efemérides infame ya que tambien fué en un 21 de abril, esta vez de 1898 la fecha en que el Congreso de los Estados Unidos le declaró la guerra a España.
Aunque me estoy yendo por las ramas, y robándole el protagonismo al pasado viernes que como 11 de noviembre le corresponde también alguna efemérides.
Por citar alguna relacionada con los números sin necesidad de acudir a cuestiones esotéricas podemos citar que en tal dia del año 1675 Gottfried Leibniz demostró el cálculo de una integrada por primera vez bajo el grafismo y=f(x). Un genio cuya dimensión nos tienta para decir con Diderot: «Cuando uno compara sus talentos con los de Leibniz, uno tiene la tentación de tirar todos sus libros e ir a morir silenciosamente en la oscuridad de algún rincón olvidado.»
No quisiera que los árboles en forma de frases impidieran ver el bosque de la argumentación, que es clara y sencilla. En primer lugar lo de la numerología es una estupidez supina. Si hay que estudiar los números, será mejor hacerlo desde la perspectiva de las matemáticas que del esoterismo. En segundo lugar todos sabemos que resulta muy difícil hacerse rico trabajando, pero tendríamos que tener claro que siempre es mucha mejor y más probable opción que hacerse rico por sorteo.
No entender esto es como ser ciego con la mente, una forma de ceguera en la no puede ayudarnos ni la ONCE ni su sorteo.
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