Una de las costumbres navideñas que menos me gustan es la de publicar noticias falsas. Se supone que no son mentiras, sino bromas y el día de los santos inocentes ampara esa burla absurda del código deontológico de los periodistas, la conculcación del derecho a recibir una informacion veraz e incluso la mofa de la libertad de expresión.
No andamos tan sobrados de esos valores como para poderlos tomar a chirogota por una costumbre estúpida. Por otra parte está claro que las bromas no siempre son apreciadas en la misma medida por todo el mundo. Es difícil situar la línea tras la cual una broma pasa a ser una vejación.
Hay noticias que si no encerrasen un fondo de tragedia o de drama humano, podrían ser consideradas como bromas absurdas. ¿Que criterio debemos usar el dia 28 para creer una noticia o detectar una mentira?. La vida es suficientemente extraña como para hacer creible cualquier ficción.
Puede haber absurdos increibles que muevan la sonrisa, pero no todo escribano está bendecido con el arte de hacer sonreir. Lo que puede ser evidente para alguien puede no serlo para otro. Recuerdo como uno de los escasos casos que me movieron la sonrisa: la portada de un ABC (1977?) en la que sobre la foto de un CASA-Northrop F-5 puesta en vertical (que no subiendo a la vertical, algo que ese aparato no puede hacer) hablaba del «nuevo avión de despegue vertical para el Ejército del Aire» y del que creo decía se iban a encargar cinco mil unidades. Tal cúmulo de despropósitos solo podria parecerle creible a un despistado monumental, que no hicier cuentas de lo que cuestan cinco mil aviones aun cuando fuera lego en materias aeronáuticas.
Pero salvo esas contadas excepciones, que no merecen ni justifican la costumbre, el resto de las noticias falsas me parecen aborrecibles. Como protesta personal ante esta situación para mi el dia 28 es el «Día sin Prensa«. Y no pasa nada: nadie me malea, quedo completamente inocente.