Internet constituye un fenómeno de comunicación que ha permitido que muchas personas que disfrutaban de su afición de forma aislada y limitada encuentren ahora fácil acceso a la información y a otras personas de sus mismos gustos con las que asociarse e intercambiar experiencias.
Esto ha llevado a un nuevo asociacionismo en el cual no existen locales sociales sino listas de correo, portales o páginas web, foros de discusión y otros elementos informáticos que son la vía para realizar la actividad social del grupo. A su vez este lo forman personas de muy diferentes posiciones sociales, educación y poderes adquisitivos, pues la red elimina muchos de los condicionantes sociales, salvo quizás el nivel mínimo necesario para poseer un acceso a la red y conocimientos básicos para hacerlo.
En el campo aeronáutico este fenómeno ha transformado decisivamente determinadas áreas de la afición aeronáutica y ha influido decisivamente en la forma en que percibimos y vivimos la aviación. Vivimos un cambio decisivo. Quizás no sea lo suficientemente rápido como para denominarlo revolución, pero sin duda alguna, es un cambio profundo.
La práctica de actividades que hace unos años parecían extremadamente minoritarias adquieren relieve al ser apoyadas por el amplificador de la publicación en internet. Esto permite que unos pocos aficionados, dispersos geográficamente entren en contacto y compartan información y técnicas. Esto supone la existencia de información disponible, que habría sido imposible publicar por medios tradicionales por cuestiones económicas. Esta información lleva al reclutamiento de nuevos aficionados y llega un momento en que el tamaño del grupo virtual propicia el encuentro presencial y se inician las actividades y las ‘quedadas’, en las que se hace vida social de muy diversas formas, desde la españolísima actividad de compartir unas tapas acompañadas de unas cañas, la de enseñarse esos álbunes de fotos, colecciones diversas, presenciar pases de cine o realizar sesiones fotográficas -spotting- a pié de valla de aeropuerto…
Que yo recuerde -y si me equivoco me corrijan- el club aeronáutico formado a través de la red pionero en España fue el Aeroclub Simuvuelo. Sus estautos y su organización están completamente adaptados a la red y sin duda alguna su precocidad se debe a que su actividad principal, la simulación de vuelo sobre ordenador, reúne a personas con una cultura digital e informática importante.
Aunque hubo otros foros de aviación con un excelente ambiente en el trato personal y muy buen nivel aeronáutico, hay dos círculos ya veteranos en la red que atrajeron a dos importantes grupos de aficionados, aunque muchos de ellos participan en ambos. Me refiero a las listas de correo de Aerolineas y Aviación Militar. La primera nació para reunir en una tertulia digital a profesionales del mundo de la aviación comercial, la segunda aunque tuvo su origen en la ‘Pagina no oficial del Ejército del Aire‘ y reunía a aficionados a la aviación militar se convirtió pronto en una lista de aviación general, donde no se excluía ningún tema de carácter aeronáutico. Esta lista a su vez dio origen a la Asociación ‘Aire’.
Otras asociaciones de carácter innovador y pioneras en su género, como la Asociación de Amigos del Museo del Aire, fuertemente relacionada a través del voluntariado con la institución a la que apoya y la Fundación Infante de Orleans, que pone su empeño en la conservación en vuelo de nuestro patrimonio aeronáutico o el Club de Amigos de la Patrulla Ãguila, llegaron a la red quizás más tarde aunque muchos de sus miembros ya participaban en los foros existentes.
En internet se da una relación propiciada por el medio de comunicación y participación usado, la red, que es difícil compaginar de otra forma. Mientras que nos sería completamente imposible acudir físicamente a los locales sociales de tres o cuatro asociaciones a las que perteneciéramos, internet nos permite leer y contestar el correo de diferentes foros, contestar a las preguntas de compañeros de alguno de los grupos telemáticos a los que pertenecemos, practicar algo de vuelo virtual, buscar información para algún viaje, método de navegación, precios para la pieza o instrumento que necesitamos, documentarnos o leer una historia aeronáutica, compartir nuestras fotos y planear acudir a una exhibición aérea en compañía de nuestros corresponsales, todo ello en la misma tarde y sin movernos de delante del ordenador, incluso haciendo un alto para cenar o acostar a los niños.
Cuando los socios y con ellos los medios aumentan, aumentan también el número de eventos presenciales. Aquellas puertas que permanecían cerradas para los individuos, se abren para la asociación. Las visitas y asistencia a evento se refuerzan por la publicación de las crónicas de las mismas, el relato de los participantes, la publicación de las fotos y los comentarios sobre las experiencias aeronáuticas vividas. Eso promueve la participación en las siguientes y aumenta el número de actividades.
En el momento actual algunas asociaciones se han dado cuenta de que no solo comparten un buen número de asociados, sino que sus actividades son en muchos casos paralelas. Hay una constante común al asociacionismo digital y al físico: la ley del noventa-diez, según la cual aproximadamente el noventa por ciento de los trabajos de una asociación los realizan el diez por ciento de los socios. A esta minoría activa -que en muchas ocasiones forma parte también del diez por ciento activo de varias asociaciones más- le resulta muy fácil entender que coordinando los esfuerzos y cooperando se alcanzarán mayores cotas de eficacia.
Ya hubo colaboraciones puntuales en el pasado en las que , por ejemplo, la Asociación Aire prestó espacio en internet a la Asociación de amigos del Museo del Aire, pero actualmente se están compartiendo actividades como visitas que en principio estaban organizadas para los socios de una asociación y se abren a los de otra. De esta forma, organizado por el Aeroclub Simuvuelo, se organizó una visita a la Base Aeronaval de Rota en la que participaron socios de Aire y con motivo de la última Asamblea General Ordinaria de esta asociación se realizó una visita al Museo del Aire en la que fueron acompañados por miembros de la Asociación de Amigos del Museo.
Ha llegado el momento de aspirar a más. Hace ya bastantes años que Carlos Palma, ex-lider de la Patrulla Ãguila y que fue un gran impulsor de la Asociación de Amigos de la Patrulla, me expuso la idea de realizar una especie de congreso de asociaciones con motivo de la ‘Festa al Cel’ en Barcelona. Aquella reunión no pudo realizarse, pero no debería seguir aplazándose.
Habría que hablar sobre como encontrar la forma de compartir las actividades y obtener los beneficios de la colaboración, al tiempo que se preserva la independencia y la libertad de acción de cada asociación para moverse libremente en su campo de actuación sin que la pertenencia a una organización más grande le suponga trabas o reste agilidad.
Probablemente la simple creación de una ‘macro organización’ no aumentaría la efectividad de las asociaciones integradas, porque los intereses diarios serian muy diferentes y un mero conglomerado solo aumentaría la burocracia.
El punto es compartir y coordinar las actividades, analizar que beneficios de los que tienen los socios de una asociación pueden ofrecerse a los socios de las otras y que beneficios esperamos o desearíamos que nos ofrecieran, de que forma podemos convertirnos en una sola voz mucho más influyente en la sociedad para conseguir lo que es objetivo básico de todas nuestras asociaciones: la promoción de la cultura aeronáutica.
Yo creo que en este movimiento las asociaciones aeronáuticas tradicionales, los aeroclubs y la Federación Aeronáutica Española, tienen también un sitio si no se traen a cuestas los vicios del viejo asociacionismo: el personalismo, el obstruccionismo, el elitismo y la burocracia. No se trata de competir, sino de abrir las puertas de par en par y dar al sector aeronáutico uno de los mayores impulsos que ha tenido en toda su historia, reuniendo a todo el espectro de aerotrastornados en una única confederación de asociaciones, una auténtica asociación ecuménica aeronáutica.
Te dejas a los escuadrones virtuales, o al AVA y Escuadrón 69 (ambos son asociaciones con estatutos)
:D
Por suerte el número de asociaciones aeronáuticas ha crecido de tal manera que resulta difícil enumerarlas todas. Pretendía citar a las primeras con las que Aire tuvo una relación más directa como ejemplo, no como un recuento exhaustivo.
La idea confederada de Roberto requiere, como mínimo, que quienes fueran a acompañarnos en ese viaje de intereses comunes, sin perder cada uno su personalidad, estén de acuerdo y quieran recorrer ese camino con nosotros. Es verdad que las experiencias incipientes de invitar a asociaciones afines a nuestros saraos, o ser invitados por otros a los suyos, es un buen comienzo. Sería bueno insistir, en la medida de nuestras posibildiades, en ello y ver que pasa. Al menos daremos los primeros pasos en esa dirección.
Lo sé, lo sé, por eso ponía la sonrisa al final del todo del mensaje.
Ahora solo falta que además de escucharnos entre nosotros (y a veces ni eso) nos escuche alguien más… (na,q ue he salido escaldado con cierta universidad… :-x)
Yo creo que esta colaboración, acuerdo, confederacion o sinergia, como se le quiera llmar tiene que parti de dos bases: una declaración de principios y una relacion de acuerdos concretos. Quizás seria el momento de redactar el ‘decálogo’ del ‘aerotrastornado’.
ummm Roberto, Sandglass se apunta de cabeza al decálogo y a la colaboración, todo es empezar a ponerse de acuerdo :)