Las conclusiones que yo saco de la situación del clima son sencillas.
España dentro de treinta años será un erial.
Este es un buen momento para pensar en qué cambios tenemos que hacer en la economía en las infraestructuras en la construcción y en general en nuestra vida para vivir en un semidesierto.
Como organizar los recursos hídricos, que nuevos cultivos, que carreteras y plazas públicas, calles y espacios de ocio hay que diseñar para hacer la vida más agradable a los pobladores de la tierra seca, que arboles aguantaran el calor, que negocios se hundirán y que mercancías tendrán más demanda y cuales menos.
En definitiva, el futuro es bastante previsible. ¿Qué vamos a hacer con esa información?
¿Creemos que los turistas del norte vendrán a coger un cáncer de piel cuando en sus países haga calor en diciembre? ¿Seguiremos esperando que llueva para regar las cosechas? ¿Quemaremos petróleo para viajar? ¿Usaremos plásticos para acabar de llenar los mares?.
Las políticas de dentro de treinta años o empiezan ahora o nuestros hijos y nietos serán pobres, pasaran hambre y sufrirán enfermedades y calamidades. Pero mientras no hacéis nada por evitarlo, seguir diciendo que les queréis mucho.
Siempre podéis consolaros pensando que vuestros plásticos, vuestro coche, vuestra basura y vuestra piscina no son los que contribuyen al futuro. Solo los de los vecinos. Los vuestros, no.
Si conseguís convenceros de eso, nadie podrá llamaros hipócritas. Solo gilipollas.
Nota: Publicado por primera vez en mi cuenta de Mastodon el día 25/11/2024.