Los que amamos la aviación nos encontramos frecuentemente hablando de accidentes. Tragedias horribles donde quizás han muerto decenas o cientos de personas o donde ha desaparecido un amigo muy querido. Desconocidos o amigos íntimos todas las vidas son importantes y es terrible recordar su pérdida.
Y sin embargo, repetimos aún más frecuentemente que la aviación es «el sistema de transporte más seguro». Si los accidentes son tan pocos, ¿por qué hablamos tanto de ellos?, ¿Somos acaso los aviadores una especie de sádicos que se recrea en la desgracia?. No , nada de eso. El principal interés que tienen los accidentes es que resultan inevitable que existan ya que tanto la naturaleza humana como sus obras es imperfecta. Lo único que podemos hacer es reducir su número y eso solo lo podemos hacer averiguando las causas que provocaron cada uno de los ocurridos. Cada accidente nos enseña, nos señala un fallo en la seguridad que debemos intentar corregir.
La «Seguridad en Vuelo» es la disciplina que analiza las causas de inseguridad en las operaciones aéreas y busca soluciones a las mismas, tanto en la modificación de diseños como de procedimientos. La «Seguridad en Vuelo» se basa en la investigación de accidentes e incidentes y por ello resulta vital que los pilotos, tripulantes y todo el personal implicado en operaciones aéreas declare cuantas anomalías pueda percibir para que la «Seguridad en Vuelo» pueda cumplir sus dos fines fundamentales: encontrar las causas de un incidente o accidente (nunca a los ‘culpables’, eso si ha lugar lo determina la justicia) y difundir las medidas que pueden contribuir a evitarlo en el futuro.
Durante mi instrucción paracaidista la mayor parte de las sesiones de entrenamiento antes del salto consistían en la repetición una y otra vez de las emergencias posibles. Era fácil quedar saturado por aquel tropel de incidencias que nos acechaban: el paracaídas no se abre, se abre pero no se despliega, está rajado, se rompen varias cuerdas, caes en un tejado, en un árbol, en un río, …¡en una chumbera!…Cuando nuestro rostro adquiría una mueca extraña y nuestro corazón no podía estar más compungido, el instructor nos recordaba: «tranquilos, aquí se recuerda todo lo que puede pasar, pero con el diez por ciento de lo aprendido no tendrán ningún problema y si tienen una incidencia la resolverán«. Y así fue.
Hay días como hoy en que nos despertamos no con una sino con dos noticias de accidentes aéreos. La estadística gasta estas bromas macabras. Sin embargo no hay que perder la perspectiva general, la aviación es el medio de transporte más seguro. Pero estas cosas, a veces pasan.
Es curioso como la gente normalmente pone cara rara cuando les digo que una de las cosas que más me gustan de la aviación es la investigación (entendida como la lectura de informes oficiales) de accidentes aéreos; según me comentan les parece macabro y/o extraño.
Para mí es lo más natural porque me gusta volar y me gusta vivir por lo que siempre intento que lo primero no limite lo segundo.