Aunque no es algo diario, viene sucediendo con frecuencia segun comentan los interesados en diversos foros a los que pertenezco que medios de difusión o editoriales se apropian de imágenes publicadas por sus autores en la red en páginas en las que se especifica claramente que tienen un dueño.
Esta falta de respeto por la licencia que ampara (aunque poco, según parece …) las imágenes es una muestra de la pobreza intelectual y la medianía de nuestra cultura. Yo soy partidario de la cultura libre y de la libre difusión del conocimiento y del arte, pero la libertad no puede imponerse ni tener como base el atropello de los derechos.
Si yo quiero ceder mis imágenes para cualquier uso no comercial, quien las usa para enriquecerse o en una publicación por la que cobra me está robando y está defraudando a sus clientes a los que cobra por algo que no le pertenece.
La evolución de los equipos fotográficos, la facilidad de difusión y publicación de imágenes de alta resolución y alta calidad hechas por aficionados o profesionales en la red ha hecho de internet una fuente importantísima de documentación. Los medios tradicionales protestan de la competencia de los bloggers, los fotografos de prensa del trato privilegiado a los spotters en exhibiciones aéreas, pero hay que protestar también de los mercaderes poco éticos y nada profesionales.
En su edición electrónica de hoy podemos ver una noticia en el diario «Publico.es», un diario que nació con pretensiones progresistas, pero que a lo mejor resulta que solo es un negocio más de vender papel. Resulta que la foto que ilustra la noticia esta tomada de la base de datos de RNAC, creada y compilada por José Ramón Valero. Publicada en la web de Aire.org y con la colaboración de Aviación Comercial, la revista que el mismo dirige esta base de datos única de todos los aerodinos civiles registrados en España en todos los tiempos contiene muchas fotos del propio JR y de otros amigos y aficionados que las han cedido para su uso en esta Base de Datos, pero que como reza perfectamente entendible al pie de la foto tienen unos derechos de propiedad.
Y por si fuera poco, ni siquiera el mínimo reconocimiento de la autoría o del origen. Esto lleva al extremo la ruindad y diferencia el uso indebido que podría ser, del auténtico robo que es.
En la lista de correo de RNAC se comentaba que que se puede hacer al respecto. En la mayoría de los casos cuando el autor se pone en contacto con la editorial y exige sus derechos, obtiene una compensación económica. Pero que el ladrón pague lo que robó solo por que le han pillado no me parece una solución completa.
Las únicas premisas que pueden evitar que estos casos se sigan produciendo es la exigencia sistemática de los derechos y la denuncia de los bandoleros de imágenes.
¿Sería viable un «sindicato de fotógrafos aficionados» o cualquier otro tipo de asociación que velase por los derechos de los fotográfos?. Yo creo que si, que no solo sería viable sino que se hace necesario. La cultura compartida corre peligro si aquellos que la comparten solo tiene la opción de considerar que compartir es «perder» porque cualquier aprovechado puede sacar dinero de nuestro esfuerzo.
Las alternativas no me gustan. Las marcas de agua afean las fotos e impiden disfrutar de ellas a los que respetamos y agradecemos a sus autores que las compartan. La degradación de la calidad o la limitación de tamaño restan atractivo a las imágenes, no solo para los ladrones, sino para todos los que las admiran honradamente. En ese sentido los ladrones de fotos nos roban a todos.