Cuando apareció el libro, la autora me envió un correo para avisarme. Habíamos intercambiado algunos mensajes sobre temas aeronáuticos detalles que ella necesitaba para documentar el libro. Yo se los busqué y puse una condición: no ser mencionado en absoluto en los agradecimientos del libro. Esta condición, que puede parecer extraña procede de la experiencia obtenida en la lectura un libro de un afamado autor y los agradecimientos por el asesoramiento en temas aeronáuticos de uno de los mayores especialistas españoles en temas de la Legión Condor y la Luftwaffe que vio seriamente amenazado su crédito de erudito debido a que su docto asesoramiento fue completamente ignorado por el autor, que en su libro hacía volar al Stuka a velocidades próximas a la barrera del sonido…
Yo no tengo una fama de erudito que proteger, pero quisiera mantener limpio el solar donde edificarla si llega el caso. Lo cierto es que no compré el libro porque no tenía tiempo de leerlo, pero unos meses después lo ojeé por curiosidad en la fnac y ¡Oh, sorpresa! en la página de agradecimientos decía: «A Roberto, de la Asociación Aire«. No me quedaba más remedio que leer el libro para ver como había sido tratada mi humilde aportación al mismo.
He tardado todavía unos meses en poderlo leer, pero tengo que reconocer que solo me ha costado dos días leerlo enterito, lo cual ya es un punto a favor del libro. Y en el aspecto aeronáutico es bastante prudente, quizás por el hecho de que no incluye muchos detalles, de forma que a sus «gracias» yo debería responder con toda sinceridad y exactitud «de nada». Creo que los fallos que pueden encontrarse en relación a cuestiones aeronáuticas son fallos más bien de sentido común. No se entiende que después de estrellarse un Fiat CR-32 en un bosque, su piloto salga con heridas pero recobre por si solo la consciencia y el aparato se almacene en un granero para después de dos años ser reconstruido por una sola persona…
El libro presenta dos tramas entrelazadas. Una de carácter humano nos cuenta la vida de una familia y un pueblo durante la guerra civil. La otra pretende plantear una intriga que aporte tensión y emoción a la trama. Aunque no lo consigue y está plagada de inconsistencias y hechos difícilmente entendibles o creíbles, hay que decir que su mérito es no estropear la otra vertiente del libro. De hecho, el protagonista principal de la segunda trama, el piloto caido en en pueblo es un componente casi fundamental de la trama humana. El final del libro es una concesión prescindible a la actualidad y lo ‘políticamente correcto’ que no aporta gran cosa, salvo un final discreto.
Yo creo que la autora necesita la oportunidad de escribir un libro sin la presión comercial de la publicación. Muestra una prosa muy agradable de leer que introduce al lector plenamente en el mundo de un pequeño pueblo de Lérida y capta perfectamente la esencia que transporta al lector a las escenas, el libro está bien documentado en los aspectos históricos -se adivinan muchas conversaciones con gente mayor- pero fracasa completamente cuando su pluma se pone al servicio de la industria del libro en lugar de servir a la literatura. Un vocabulario y una redacción cuidada como esta no debería mezclarse con argumentos propios de novelas de veinte céntimos.
Con todos sus fallos, tengo que decir que he disfrutado de la lectura del libro y que puedo recomendarlo, recordando que está escrito en catalán y que no sé si hay planes de publicarlo en castellano. También tengo que decir que a pesar de nuestro pacto, puedo perdonar a Teresa su mención de mi nombre, debido a su prudencia a la hora de entrar en el proceloso mundo de los detalles técnicos y agradecer sin embargo su detalle al recoger la nimia aportación que nuestro intercambio de mensajes pudiera aportarle, de sobras compensada por el placer de intercambiar ideas.
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