La semana pasada al teléfono de Mercedes, un Samsung S3, se le rompió la pantalla, o más bién, el cristal protector de la pantalla ya que el teléfono seguía funcionando. Como alguien diría después, eso demuestra que las fundas «Flip Cover» no protegen la pantalla tanto como podría esperarse. Agudas observaciones aparte, había que cambiar la pieza rota.
Con un vistazo al panorama pude averiguar que es posible comprar la pieza junto a algunas herramientas para cambiarla por unos 10 euros o menos a través de internet, que suben hasta unos 150 si hay que cambiar también la pantalla táctil que hay debajo del primer cristal protector, mientras que en Figueres hay establecimientos que te cobran unos 150 euros por resolver tu problema.
Esta enorme diferencia de precio me animó a asumir una operación delicada que según me advirtieron era susceptible de convertir el teléfono en un ladrillo.
Siguiendo los consejos de quien ya había realizado alguna vez la misma operación, busqué un proveedor en eBay, asegurándome de que tuviera unas buenas calificaciones y ofreciera un buen precio. Me equivoque en el pedido y acabé con una cubierta de color azul en lugar de blanca, que es el color original del teléfono. Como era un mal menor deseché la idea de comprar otra del color adecuado o meterme en el lío de cancelar la compra o solicitar un cambio. El recambio llegó a casa el lunes 13 y el 14 me dispuse a realizar la reparación.
Aunque me preocupaba un poco la posibilidad de fastidiarla, pensé que no sería mucho peor que cuando cambié la pantalla de mi PDA sin ningún tipo de manual ni orientación sustituyendo una pieza que me había costado unos 100 euros. Además ahora contaba con la ayuda de varios vídeos en Youtube que explican el proceso y el apoyo de Miguel Ángel, mi compañero de trabajo que había realizado antes algún cambio y presenciado otros. Finalmente se unió Fermín como apoyo moral y ‘técnico de iluminación’. Con un equipo tan cualificado, la operación no podía fallar.
Dispusimos los elementos necesarios y decidí acometer la operación personalmente para no delegar en otros la posibilidad de cargar con las culpas de un posible error.
Lo primero que hice fue apagar el teléfono, retirar la carcasa y la batería. Como el cristal estaba roto pensé que a la hora de quitarlo ayudaría que estuviera sujeto por cinta adhesiva para que todos los pequeños pedazos de cristal salieran juntos adheridos a la misma. Cubri el cristal roto con cuidado de dejar libre el protector del altavoz, en la parte superior del teléfono. La medida no fue muy efectiva.
A continuación procedimos a calentar la superficie dañada para reblandecer el adhesivo que la sujeta y poder retirarla. Hay que tener cuidado de no pasarse de 180 grados centígrados, pues a partir de esa temperatura el terminal puede sufrir daños irreparables. Las elevadas temperaturas sobre los mandos del teléfono también han dado problemas a otros que se aventuraron en estas tareas. Para controlar la temperatura usamos el termómetro infrarrojo que comparamos en casa para usos culinarios. Aquí la ayuda fue importante. Mientras yo movía la pistola de aire caliente para aplicar una subida de temperatura lenta y uniforme en toda la superficie, Miguel Ángel controlaba la temperatura con mediciones continuas. La cinta adhesiva que habíamos puesto prácticamente se derritió y su adhesivo se reblandeció igual que el de la pantalla de cristal.
Al pasar de los 130 grados hicimos la primera prueba insertando la punta de la cuchilla en el margen del cristal para separarlo cuidadosamente e introducir la cuña de plástico. Sujetaba el teléfono con un trozo de papel, para evitar quemarme con el teléfono. El cristal se separó un poco, pero a partir de ese momento empezó un auténtico suplicio, pues al estar el cristal roto empezó a saltar en trozos pequeños sin permitirme introducir la cuchilla a todo lo ancho del teléfono para seguir el procedimiento mostrado en los vídeos. El protector del altavoz salió con el trozo superior de la pieza rota y lo separamos para no perderlo.
Los pequeños trozos de cristal llenaban la parte de la pantalla que había quedado liberada y el cristal dañado se rompía en nuevos fragmentos. Al intentar seguir despegando la pieza, me preocupaba dañar la pantalla táctil.
Aplicamos con cuidado más calor para poder seguir con la operación y en un momento determinado conseguí colocar la cuchilla en la posición deseada con el filo entre la pantalla táctil y la pieza que quería separar a todo lo ancho de la pantalla. Con cuidado y manteniendo el plano de la cuchilla lo más paralelo posible a la pantalla fui haciendo presión para despegar el cristal. Estaba preocupado por la posibilidad de que, de pronto, saltase la pieza y se me fuera la mano cortándome con la afilada cuchilla, así que procuré aplicar la fuerza de forma gradual y muy lentamente.
Al llegar a la parte inferior de la pantalla hay que tener cuidado de no llevarse por delante el delicado contacto de los mandos del teléfono. Los separamos del cristal con cuidado y quedaron en una extraña posición, más que preocupante. La pantalla táctil aun tenía restos de adhesivo, pequeños fragmentos de cristales y bastante más suciedad de la que habría deseado, así que inicié el proceso de limpieza.
Aunque tenía el alcohol isopropilico que compré par la limpieza del sensor de la cámara y las toallitas especiales que no desprenden fibras, no las tenía a mano y maldecí por ello, ya que tuve que limpiar la pantalla con alcohol etílico y papeles, primero con el de limpieza y secado de manos y luego con el que usamos para la limpieza de las pantallas de ordenador.
Fue una operación tediosa porque continuamente quedaban pequeñas motas y pegotes sobre la pantalla y velos del alcohol al evaporarse, pero al final conseguí una superficie aceptablemente limpia. Una mancha interna en la parte superior de la pantalla nos tenía preocupados. Podía tratarse de un exceso de temperatura o un exceso de presión que hubiera dañado la pantalla táctil. Para comprobarlo, después de esperar a que el alcohol que hubiera podido entrar dentro del terminal se hubiera evaporado, pusimos este en marcha y todos los presentes respiramos aliviados al comprobar que funcionaba correctamente. Después de apagarlo de nuevo, pasamos a la colocación del adhesivo de dos caras que fija el cristal en su sitio.
Aunque el adhesivo incluido con el recambio tiene la misma forma que el cristal de recambio, solo hay que usar el marco, retirando la parte central y los trozos donde debe asomar el altavoz, el objetivo de la cámara frontal y el sensor de luz.
Al quedarse con un marco tan fino en los laterales la operación de retirada del protector del adhesivo de la parte inferior y la colocación precisa en su lugar es otra operación delicada más. A continuación otro desafío a la paciencia y el pulso fue retirar la protección de la capa adhesiva superior, la que quedaría en contacto con el nuevo cristal protector, una tarea que hace palidecer a la dificultad de enhebrar una aguja, sobre todo si como es mi caso, la edad nos ha regalado ya con una molesta presbicia. Aquí el apoyo de Fermín usando su móvil como improvisado foco de luz fue fundamental.
Antes de llegar a colocar la parte inferior hay que tener cuidad de volver a colocar los contactos de los mandos del teléfono en su sitio. Un error en este punto puede inutilizarlos con el consiguiente desastre.
Y ya casi como paso final la colocación de la nueva pieza en su sitio era la última prueba a mi pulso. Aunque el kit de reparación incluye una ventosa para este momento que permite manipular el cristal, yo lo hice sujetándolo por el propio plástico protector de su parte superior, después de retirar el de la parte inferior y siempre después . Una vez colocado apliqué calor de nuevo (unos 80º) para reblandecer el adhesivo, realizando después una presión uniforme sobre toda la superficie, con especial incidencia en los márgenes donde está situado el adhesivo de doble cara.
Finalmente conecté el teléfono para comprobar que funcionaba y que la pantalla se veia perfecamente, aunque la mancha de la parte superior es visible cuando la pantalla está apagada.
Una curiosidad de esta reparación, advertida en videos y artículos en la red es que si se hacer presión ‘fuerte’ sobre la pantalla esta se «congela» y deja de funcionar como pantalla táctil. Para solucionarlo solo hay que usar el botón lateral de apagado de la pantalla para apagarla y volverla a encender, después de lo cual sigue funcionando correctmente.
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