Coleccionar átomos o bits

Ya he hablado antes de los coleccionistas y poco queda que añadir a lo escrito. La noticia de que alguien ha pagado tres mil euros por una figura de Madelman Ref.105 (1969-1970) me deja conmocionado aunque no sorprendido. Esa es la razón por la que yo sigo evitando ser coleccionista en el sentido tradicional.

El cosmonauta codiciado

La noticia del Pais no me resulta novedosa. La gente ha enloquecido. Yo sigo de vez en cuando las subastas de fotografías antiguas, especialmente las de carácter aeronáutico que al fin y al cabo no son tan antiguas. Mis preferidas son las de la Guerra Civil. Los soldados de la Condor se vinieron a España con sus cámaras Leica y volvieron a Alemania con interesantes albunes de fotos cuyo contenido se subasta hoy en la red a precios de planchas de oro. Una foto más bien pequeña puede alcanzar precios de 120 a 150 euros. Yo me conformaría con que me la dejasen escanear y les devolvería la ‘estampita’ que sorprendentemente es lo que interesa a la mayoría de los coleccionistas.

Hay algo en la posesión de objetos que nos atrae y produce satisfacción. Pero como todo en esta vida, debe mantenerse dentro de sus justos límites. Un coleccionismo exacerbado puede convertirse en una obsesión o en una adicción. Y para los que vivimos de un sueldo, en una ruina. Tampoco aconsejaría a nadie engañarse sobre las posibilidades de negocio. Los comerciantes son comerciantes, no coleccionistas y mezclar placer y negocio no da buenos resultados.

Yo recomendaría coleccionar conocimientos. La erudición sobre una materia también da muchas satisfacciones. Hoy en día se ha minusvalorado el papel de los eruditos para ensalzar la investigación y la experimentación, pero la erudición es un campo del conocimiento muy necesario y las nuevas tecnologías no la reemplazan sino que le proporcionan herramientas muy útiles para desarrollarla acercando a los aspirantes a eruditos fuentes de conocimiento y posibilidades de acumulación y recuperación de información automatizadas.

así que mi consejo es hacer colecciones virtuales. Mediante fichas, textos y fotografías digitales podemos conservar cerca nuestro las colecciones más fabulosas y los tesoros mas amados como información y no como objetos, como bits y no como átomos, algo que puede ser igualmente satisfactorio y desde luego, mucho más económico.

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