Este término es el que acuñamos hace un tiempo para nombrar una lista de aficionados a la arquitectura militar pero también a la militaria y en general a cualquier tipo de objetos, más o menos antiguos que nos hablen de la historia militar o tengan relación con la Defensa y las Fuerzas Armadas.
Amar la historia no es solo intentar conocer el relato de los hechos pasados, sino entender las causas de las transformaciones sufridas por la sociedad que son las que han llevado a la realidad que vivimos. Comprender las causas nos lleva a comprender el presente y a tomar decisiones acertadas para el futuro. La Historia, maestra de la Vida, se dijo siempre.
De las transformaciones que sufre la sociedad, las mas profundas, las más extrañas, las más difíciles de entender son las guerras. En la guerra el razonamiento humano sigue derroteros completamente diferentes a los tiempos de paz, las cualidades y también las perversiones humanas se llevan al límite. Solo seremos capaces de evitar la guerra o atenuar los males que produce si la comprendemos. Solo apreciaremos la grandeza del alma humana si entendemos su comportamiento en situaciones límite. Por eso el estudio de la guerra, lejos de denotar un carácter agresivo o violento es un indicio del interés por los problemas difíciles, un desafío a la inteligencia y un reto intelectual sumamente atractivo.
Naturalmente no todo consiste en conocer municiones, calibres, armas o vehículos de combate. Hay actividades relacionadas con la historia militar para cada temperamento y para muchos momentos tranquilos. Una de ellas es el descubrimiento de restos de fortificaciones o campos de batalla sobre el terreno. Sin excavar ni incumplir la Ley, respetando la propiedad privada y a la naturaleza, hay muchos descubrimientos fascinantes que hacer al aire libre.
El hoy domingo hemos salido a pasear. Se nos había hecho tarde para acercarnos a un paraje natural donde esperábamos pasear por unas gargantas formadas por un río de montaña y de paso ver si alguna seta nos saltaba al cesto, así que sobre la marcha hemos reducido el alcance del trayecto en coche y hemos realizado un periplo más corto. Es una de las ventajas del Ampurdán: casi todos los caminos te llevan a paisajes maravillosos.
Cerca de Biure se encuentra el castillo de Montroig. No lo habíamos visitado nunca y en un punto de la carretera en que un cartel indicador señalaba el acceso al mismo, nos hemos desviado. Después de cruzar el rio el camino se ha puesto un poco más serrano de la cuenta para nuestro pequeño Panda de tracción estándar, pero a los pocos metros de entrar en el bosque hemos visto un bunker. Hemos parado el coche y nos hemos acercado a verlo. Se trata sin duda de un bunker de la llamada «Linea P» o también “Línea Gutiérrez” por un coronel de Ingenieros que algo tuvo que ver con su diseño y construcción.
Las fortificaciones de este sistema defensivo se distribuyen a todo lo largo de la frontera pirenaica y son abundantes en la provincia de Girona. Construidas tras la guerra civil, su finalidad era la de frenar el avance de un ejército invasor (primero los alemanes, luego los aliados) dando tiempo a la movilización de las reservas.
El bunker que visitamos puede localizarse en Google Earth como muchos otros. Visitarlos en el campo y establecer su posición, características y estado de conservación es un trabajo de coleccionismo y una actividad deportiva sana y divertida. Desde aqui os invito a ir añadiendo los que encontréis al fichero KMZ en el que he incluido los hallazgos de mi paseo dominical.
Más adelante encontramos dos construcciones que por su estilo y dimensiones parecían haber estado destinadas a la guarnición de una pequeña dotación o a un puesto de mando. De todo ello quedo fiel reflejo en las fotos que he puesto en Flickr.