Desde pequeño me ha gustado el campo. Empecé a ir con mi padre, a coger caracoles o pescar cangrejos, luego de campamentos con los Boys Scouts, con la O.J.E., la Congregación Mariana o simplemente con los amigos a hacer excursiones a pié o travesías de montaña. En mi periodo de formación académica para hacer marchas de endurecimiento, ejercicios tácticos o de supervivencia. Más adelante a ‘cazar’ setas o jabalíes, para buscar masías, restos arqueológicos o recolectar castañas, tomillo, madroños o espárragos.
El campo siempre ha sido para mi una fuente de satisfacción y paz. A lo largo de los años he aprendido muchas cosas, desde las que me enseñó mi padre o los monitores, instructores, guías y compañeros a las que aprendí por mi solo o leí en libros. Aquí he querido resumirlas en una serie de puntos y me han salido doce. Como son de carácter general admiten adaptaciones a las necesidades, pero para disfrutar realmente del campo, vale más pasarse de prevenido que de imprudente.
- Llevar calzado resistente y cómodo, gafas de sol y sombrero o gorra, un pañuelo de cuello, ropa cómoda que pueda quitarse ‘por capas’, una prenda de abrigo impermeable y unos calcetines de repuesto.
- LLevar una pequeña mochila, una navaja, un cordón, cerillas, una bolsa de plástico, papel higiénico y un bastón
- Disponer un pequeño botiquin con agua oxigenada, gasas, esparadrapo, apósitos adhesivos (tiritas), Tintura de Mercurocromo, tijeras, analgésicos, pomada antiestamínica, para las quemaduras, vaselina, protección solar y repelente de insectos.
- No olvidar la cámara de fotos ni el teléfono móvil. Ni el GPS quien lo posea.
- Echar en la mochila una botella de agua, una bolsa de frutos secos, galletas y una fruta aunque no se piense realizar ninguna comida.
- No ir nunca solo.
- Si no se conoce perfectamente la zona consultar antes cartografía, guías, Google Earth o a otras personas que si la conozcan. Llevar mapa si se dispone de él.
- Empezar la actividad con tiempo necesario para acabar antes de la hora de mas calor en verano y de que caiga la noche en invierno aun contando con un margen amplio de seguridad e imprevistos.
- «Subir como un viejo si se quiere bajar como un joven», dosificar los esfuerzos y descansar al menos cinco minutos cada hora. Si se suda, al pararse, abrigarse.
- No comer frutos, hongos que no se conozcan perfectamente como comestibles ni agua que no sea verificablemente potable, evitar plantas que puedan ser urticantes.
- No tirar la basura, recoger los desperdicios propios en una bolsa y regresar con ellos y con la basura arrojada por otros que podamos recoger. Si cada uno limpia más que ensucia, el campo estará limpio para la proxima vez que vayamos a disfrutar en él.
- No encender fuego salvo en sitios autorizados en las fechas permitidas.
Cada uno de estos puntos daría para un artículo comentándolo y quizás los escriba. Hay otros artículos en la red con consejos sobre campismo, senderismo y excursionismo pero en alguno he visto indicaciones que no comparto. En la duda, cada uno que use su propio sentido común, equipaje personal que no hay que abandonar en ninguna circunstancia de la vida.
¡Ay el papel higiénico ese gran olvidado!
Si no estoy equivocado hace unos cuatro o cinco años pasé con mi grupo scout por un campamento de la OJE, es cuanto menos sorprendente, más que scouts/montañeros/jóvenes parecían una secta O_O
No sé exactamente a que te refieres Carlos.
«En mi época» había una rivalidad ‘ancestral’ entre la gente de la OJE y los Boys.Scouts. Una de esas cosas que nadie sabe por qué. Lo cierto es que en Covaleda y otros sitios he visto convivir campamentos de la OJE y de los Scouts sin ningún problema.
Sin embargo yo dejé la OJE, por algunas razones obvias y otras no tanto, en 1975, después de haber sido miembro de la Junta Juvenil Provincial y de la Nacional. Todo lo que veo actualmente en la página web de la OJE me suena porque la ‘Usia’ se diseñó precisamente los años en que yo estuve en contacto con la dirección nacional.
El concepto era expresar un ética basada en la solidaridad, el civismo y la educación mediante el esfuerzo y la participación al margen de ideologías políticas y basada en una moral cristiana y familiar.
Compruebo que el objetivo de mantener viva la OJE cuando el régimen que la creó falleciera, se ha conseguido, pero como hace la friolera de 32 años que no he tenido ningún contacto con la organización, que probablemente no es ni parecida a la que yo conocí, no puedo tener opinión sobre la misma.
De la que yo conocí quizás deba escribir algún día. Era una organización muy compartimentada donde había muchos ambientes y talantes diferentes. Yo creo que viví en las habitaciones más oreadas con personas inteligentes y abiertas que supieron ayudarnos a encontrar caminos de libertad y fuentes de sabiduría.