Fin de semana

He repasado algunas cosas que tengo en los ‘otros’ blogs o escritas a mano en libretas. La mayoria de ellas son bastante í­ntimas y muchas dejan traslucir un puntito de tristeza. He llegado a la conclusión de que cuando escribo estoy triste o algo deprimido, confuso o cabreado. Asi que parece que la escritura se asocia con algo negativo. Es cierto que en muchas ocasiones la uso como terapia. A mi me gustan demasiado dos cosas poco sociables. La primera darle muchas vueltas a las cosas, la segunda hablar. Si me dedicase a contar a todo el mundo todas las cosas que me pasan por la cabeza, serí­a sin duda insoportable. No estoy seguro de que alguna vez no me pase de la raya, pero solo cuando hay confianza. Ya se sabe: la confianza da asco.

El caso es que no sé si algunas de las cosas que tengo escritas son publicables. No se si la exposición de mis pensamientos í­ntimos será tan impúdica como obligar a un interlocutor a escucharlos de mi voz.

Hasta ahora tenia en dos máquinas diferentes dos blogs ‘locales’ con los que experimentaba el uso de WordPress y un blog en la red bastante anónimo. Los tres tenian la misma finalidad además de la experimentación: recopilar escritos sueltos, bocetos de artí­culos, desarrollos de mensajes de correo convertidos en micro-ensayos (¡que pretencioso suena esto último!) o tambien artí­culos de otros que encontraba por la red y guardo para no tener que andar luego buscándolos.

Ahora, cuando los repaso para ver cuales de ellos traspaso a este blog, ninguno me parece adecuado por una u otra razón. Mientras pienso en ello, pasan los dias sin que añada anotaciones. Bueno, no tengo ninguna prisa, les daremos otro hervor a ver que pasa.

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