Lamy es una marca de plumas estilográficas alemana. Las plumas Lamy son conocidas por si diseño ergonómico y gran calidad, pero sobre todo por sus modelos más económicos que ofrecen una fantástica relación precio calidad, en mi opinión, sin competidor próximo en el mercado.
Tengo varias plumas Lamy y en las redes sociales sigo a personas relacionadas con la marca en España, así como a algún urbansketcher que usa plumas de esta marca para dibujar.
A través de las redes sociales, me enteré de la convocatoria de un evento en Barcelona al que llamaron «Lamy Experience». Lo que ofrecían era básicamente tres talleres de dibujo con desayuno, comida y fin de fiesta con música y copas, además de un paquete de bienvenida que incluiría una pluma Lamy. El precio era de 100€.
Así de primeras dices 100 euracos y escuece. Yo no había ido nunca a un taller pagando. Los que he visto oscilan entre 25 y 70 euros sesión y he llegado hasta aquí de forma autodidacta, aflojando muy poco dinero en clases de dibujo, a base de libros, fijándome en como lo hacen los demás y preguntando cuando hay ocasión.
Los talleres los impartían dos urbansketchers de Barcelona, a los que conozco desde hace bastante tiempo: Santi Sallés y Swasky. Ambos tienen un estilo que me gusta mucho y sin duda alguna muchas cosas que enseñar. El tercer interviniente era Hugo Barros Costa, al que no conocía. Hugo es arquitecto y da clases en la escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valecia.
El «regalo» de una pluma Lamy no era una cuestión determinante, pero si una cuestión a considerar: entre el precio de la pluma, el desayuno comida y copas por la tarde, es cierto que los talleres salían a un precio bastante razonable. Y a mi me apetecía disfrutar de la experiencia e iniciar así mis ‘regresos’ a Barcelona, después de haberme trasladado de nuevo a mi casa en Figueres.
Me decidí y la experiencia fue bastante satisfactoria. Un ambiente de camaradería muy agradable con gente muy motivada e inspiradora.
El evento era en un restaurante, y después de recoger nuestra identificación y el kit de bienvenida, empezamos con un desayuno bien surtido. Allí sobre mesas estaban algunos de los productos Lamy. Lo que más me llamó la atención fueron los nuevos colores de tinta. bueno, si no eran nuevos, yo no los había visto y poder escribir con ellos fue muy agradable. También me llamaron la atención las plumas caligráficas, de las que en varias ocasiones he estado a punto de comprar una, cosa que no he hecho debido a que aún tengo un buen surtido de las plumas caligráficas del Tiger-store.
Otro elemento del kit era un cuaderno de dibujo en acordeón. Es el primero que he usado de este tipo. Es muy sencillo pero cómodo y práctico. Me enteré de que los habían hecho con sus propias manos los instructores que impartían los talleres.
Los talleres fueron muy interesantes. Siempre se aprende algo. Quizás el que menos me gustó fue el de perspectiva, que daba Hugo. Puso mucha voluntad, pero yo no estaba receptivo, el dibujo arquitectónico me aburre y conozco los principios de la perspectiva, pero cuando se trata de una perspectiva complicada, el dibujo reclama mucha atención, yo me aburro y acabo metiendo la pata y trazando una inconsistencia, lo cual me molesta muchísimo: estar prestando atención, para al final meter la pata.
Si quisiera hacer dibujos de perspectiva, usaría reglas, escuadras y cartabones, o aun mejor; un programa de CAD. Y si es así ¿por que sigo dibujando estas cosas?. Pues pienso que para mejorar tenemos que salir de nuestro circulo de confort. Si dibujamos lo que nos sale «bien» y lo que nos hace sentir cómodos, no evolucionamos. Yo me fuerzo a dibujar lo que me resulta más antipático para controlar la mano y el dibujo, y si, también la atención. Aunque espero que Hugo me disculpe la falta de interés que puse en su taller en el cual había que dibujar una calle por la que bajaban unas escaleras y que era, a mi modo de ver, horrorosa. Yo solo jamás me habría puesto a dibujar aquello.
El taller de Swasky me gustó bastante, pero creo que le habría sacado más partido si no hubiera elegido un motivo vegetal para ejercitar la linea.
Y por la tarde , después de una comida que resultó muy agradable social y gastronómicamente, sin tiempo para recrearnos con el café y la sobremesa, fui al taller que impartía Santi Sallés, en el que pude disfrutar de la pluma que nos habían entregado. Aunque inicialmente supuso una decepción que el plumín fuera ‘F’ en lugar de ‘EF’ como yo esperaba, la verdad es que disfruté bastante haciendo varios dibujos algo más sencillos para finalmente dar un toque de color con acuarela líquida para resaltar el volumen.
No pude quedarme nada más que un momento a las copas y la música, lo suficiente para hacer un dibujo rápido de los músicos y tomarme un gin-tonic con poco gin, como a mi me gustan.
El resumen es que fue una experiencia enormemente positiva. Me habría gustado que nos contasen más cosas técnicas de como se hacen las plumas, los diferentes plumines, como limpiarlas y cuidarlas, pero un día se hace muy corto.
Como anécdota diré que he usado mi nueva pluma Lamy (la quinta que he tenido de esa marca) en mis dibujos in situ, …lo cual tiene su peligro, pues el día 28 de junio, en un acto oficial, fue la ultima vez que la vi. No sé si se me cayó, la dejé olvidada saltó de mi bolsillo,.. El papel con los últimos dibujos que hice con ella volvieron a casa, pero la pluma no ha aparecido. Espero que quien la haya encontrado la disfrute. Tiene un color horroroso, pero es una pluma excelente.