A todo el mundo le atraen las bolas. Unos consideran que son una parte imprescindible del paisaje, otros creen que solo son una agresión al mismo, para los pescadores suponen un punto de referencia y cuando las pintamos de camuflaje sufrieron una auténtica conmoción.
Desde que se sabe que van a desaparecer para ser sustituidas por una sola en un nuevo edificio, la prensa no ha podido resistirse a hacer todo tipo de juegos de palabras para conseguir los titulares más atractivos: «El Paní perderá una bola», «El Paní sin bolas»,…las obras aún no han empezado y los juegos de palabras están prácticamente agotados.
Por mi parte, la frase chocante que recordaré siempre es la expresión que usaba mi hijo cuando en nuestros paseos por el Ampurdán se divisaba el Paní. Siempre decía lo mismo, a voz en grito estuviéramos solos o acompañados: «Mira mamá. se ven las bolas de papá».
En Torrejón, en la actual sede de la Jefatura del Sistema de Mando y Control hay una maqueta que yo había visto hace muchos años, pero que solo el otro dia llamó mi atención en detalle, quizás por el hecho de que las bolas están a punto de pasar a ser un objeto histórico y va a ser difícil preservar algo que las recuerde.
La maqueta, de la que no sabría decir la escala, es preciosa, tiene hasta el más mínimo detalle en las antenas, que giran cuando se acciona un interruptor. Se trata de unas bolas tipo ‘Alaska’, es decir de las que albergan equipos y antenas de forma independiente al edificio de Operaciones. Que yo recuerde, en España solo el EVA-1 las tenía de ese tipo, los demás radares tenían los radomes sobre el edificio.