De las cosas más o menos raras que mis hijos han hecho para ‘ir a la moda’ la que considero que yo habría adoptado si hubiera tenido su edad, es usar cordones de zapatillas especialmente anchos. Mi hijo normalmente le pedía a Mercedes que le comprase cordones para las zapatillas deportivas con un ancho de un par de centímetros. De esa forma los cordones cumplían su función de impedir que las zapatillas se te caigan de los pies y además constituían un adorno por si mismos.
Creo que mi hija se conformaba con meter un calcetín bajo la lengüeta para que al aumentar el volumen del empeine pareciese que llevaba zapatos ortopédicos. No quiere decir que su gusto fuera peor o mejor, simplemente eran épocas diferentes.
Yo no he adoptado la estética del ‘cordón ancho‘ porque no uso mucho las zapatillas deportivas y cuando lo hago no me suele apetecer pasarme mucho tiempo atando los cordones. Por otra parte lo que en un joven puede ser un atuendo informal en su padre es con casi total seguridad una excentricidad y hay que dosificar las excentricidades si uno quiere que le consideren un chiflado serio.
No descarto sin embargo utilizar alguna de las quince formas diferentes y extraordinarias de atarse los zapatos que he encontrado en la web. Hay algunas realmente artísticas y usando cordones de dos colores diferentes ofrecen interesantes posibilidades. Como era de esperar en la red hay más de un sitio dedicado al interesante tema de los lazos de los zapatos de forma que el que no se conforma con el aburrido sistema con el que un día certificó que ‘era mayor‘ y podía ‘hacer el lazo solo‘, tiene donde entretenerse e investigar.