Libros de Autoayuda

Cuando te gusta meditar sobre diferentes aspectos de tu vida y sobre como mejorarlos, sueles llegar, tarde o temprano, a los libros de autoayuda. Recientemente he encontrado opiniones muy críticas respecto a este tipo de literatura. Aunque esta condena feroz de algo que parece estar hecho para ayudar a las personas a encontrar la felicidad me sorprendió, alguno de los razonamientos de condena tienen su fundamento porque entre los libros de ayuda los hay de muchas clases. Si menospreciar otras clasificaciones, yo me he hecho la mía propia.

  • Reflotadores. Un tipo de libros destinados a sacar de las simas del abismo a personas que son sumamente infelices y quieren dejar de serlo.
  • Optimizadores. Manuales prácticos para mejorar el rendimiento personal en algunos aspectos de la vida y ser más feliz o para explicar esas cosas que nos pasan a todos.
  • Lanzadores. Manuales para tener éxito, hacerse rico, tocar el cielo y mearse en los demás.

Las criticas negativas acusan a los libros de autoayuda de sugerir la responsabilidad exclusiva del individuo respecto de su destino: «si tienes problemas es porque quieres» en una versión pseudo psicológica y moralizante de las dietas milagrosas, culpabilizando al individuo de lo que muchas veces son estructuras sociales injustas, pero no por rebelarse contra la injusticia sino por no saber aprovecharse de ella.
De esta forma se estimula un individualismo feroz, en el que lo mas importante es la satisfacción personal, en detrimento de los sentimientos solidarios. Es evidente que muchas veces detrás de estas promesas de riqueza o de felicidad a cambio de adoptar conductas estrictas y fe ciega están los negocios de espabilados gurús que predican una verborrea en la que no creen ni practican y que solo tiene como objetivo incrementar sus ventas y sus cuentas corrientes.

Llave de la felicidad

Es cierto que algunos acusan a los libros de autoayuda de intrusismo profesional y de impedir que personas con problemas acudan a los profesionales que podrían ayudarles, pero aceptar esto seria tanto comp proscribir los libros de jardineria porque evitan que los jardines sean cuidados por profesionales o los libros sobre salud porque evitan que la gente vaya al médico.
Los tontos de remate no tienen remedio y salvo estos, cualquiera deberia conocer la diferencia entre la divulgación y la ciencia. Además los más críticos con los libros de autoayuda son muchas veces los próximos a circulos escépticos que tambien consideran a los psicólogos como unos charlatanes.
Para una persona sensata o mínimamente inteligente, los libros de autoayuda, como cualquier otro sirven para proporcionar puntos de vista diferentes y nuevos, enriqueciendo nuestra cultura y proporcionando más elementos de juicio que nos permitan tomar decisiones más acertadas. Por regla general el estilo con el que está escritos es sumamente didáctico que quiere decir que expresan conceptos de forma sencilla y organizada, algo que muchas veces nos hace ver más claramente ideas sobre las que ya habíamos meditado.
Es indudable que compartir y expresar los sentimientos tiene algo de terapéutico, por eso las personas siempre han recurrido a un amigo, chamán, confesor, médico ó psicólogo para exponer y ordenar sus ideas, liberar sentimientos de culpa o aplacar miedos e inseguridades. Algunas de los consejos o las ideas universales que recibiríamos en estos casos también las podemos encontrar en estos libros que nos hacen representar a nosotros mismos el papel de nuestro mejor amigo.
Tambien suelen contener un mensaje o un relato pletórico de optimismo y positivismo que aprovecha el nada despreciable valor de la empatía y de la autosugestión para permitirnos econtrar las fuerzas que nos ayuden a superar el problema que nos llevó a leer el libro. Algo nada nuevo ya que un papel similar ha sido desempeñado en la historia de los libros por las fábulas, las parábolas, los cuentos con moraleja, los poemas épicos y hasta las películas de aventuras donde el bueno siempre gana y se casa con la chica.
En definitiva yo diría que las claves para leer libros de autoayuda sin autolesionarse o perderse más que encontrarse, son las siguientes:

  • Ser conscientes de que los milagros no existen, las formulas mágicas tampoco.
  • La lectura debe ser adecuada al escenario. No usar libros de marketing para ligar ni extrapolar experiencias sociales de culturas muy diferentes al propio entorno.
  • La mejor autoayuda empieza por el conocimiento de uno mismo y la conciencia de las propias fuerzas, limitaciones y objetivos.
  • Sospechar siempre del que pide dinero a cambio de felicidad.
  • Realizar una lectura ecuánime, con criterio centrado y sin dejarse llevar por la euforia, recoger lo que nos pueda ser de utilidad.
  • No ejercer de converso impulsivo ni de apóstol. La meditación es una experiencia personal. Reposar y sopesar las ideas antes de compartir nuestra opinión, dejando a los demás la libertad de descubrir, opinar y juzgar por si mismos y concediéndonos a nosotros la oportunidad de escuchar sus opiniones.

Seguramente esta lista no es ni completa ni exclusiva y hay muchos otros buenos consejos para conducirse en este asunto, pero ninguno como tan acertado y tan ambiguo como el de seguir el sentido común.

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