Pues como no nos gusta ser los turistas típicos y topicos y procuramos no hacer el giri, aunque no siempre lo consigamos, nos hemos dedicado a explorar la Mallorca interior, un territorio que dicen que existe más allá de los pedregales y arenales de las playas, de los bloques de apartamentos y macro-hoteles, de las calles repletas de supermercados spar, steak-houses, kebabs y pizzerias, con letreros en alemán y plagadas de los auténticos y genuinos giris venidos de allende nuestras fronteras.
Y cogemos el coche y enfilamos la carretera. Aún no hemos dado por concluida la tarea, así que es posible que mi visión a día de hoy no sea suficientemente exhaustiva pero espero que algo representativa de lo que se puede encontrar el explorador casual de la Mallorca interior.
Sin duda alguna la primera mención debe ser para la Sierra. La montaña en Mallorca es la Sierra de Tramuntana. Endiabladas curvas en carreteras al infierno, estrechas y llenas de suicidas conduciendo coches de alquiler (es decir, que les importa un bledo abollar la chapa). Carreteras que conducen a lugares maravillosos y paisajes de belleza incomparable. Esto debe ser mucho mejor cualquier otro mes del año que haga una temperatura más agradable que este agosto incandescente, pero es lo que hay.
En la montaña de Mallorca es muy fácil despistarse y acabar en la orilla del mar, pero como este no es el tema del artículo, lo trataremos otro día.
Aparte de la montaña, hemos hecho alguna ruta en busca de la Mallorca Rural. Con poco éxito hay que decir. Hemos llegado a grandes pueblos como Inca completamente anodinos, tan grandes que si tienen edificios singulares, los ocultan a los viajeros, rodeados de polígonos donde parece que entre semana debe haber vida.
Las carreteras son de calidad variable, entre la autovía y el camino estrecho entre muros bajos de piedra hay variedad de estados de mantenimiento, pero la calidad de las vías no debe ser excusa para recorrer el interior de Mallorca, tranquilos, no destrozareis el coche y si es de alquiler, no olvidéis de pagar el seguro al alquilarlo y a vivir.
Hay pueblos muertos, pueblos cerrados por vacaciones y pueblos feos, pero hay que perseverar y buscar las perlas auténticas, que de las artificiales ya encontrareis propaganda y la fábrica cerca de Manacor.
Sa Pobla es un pueblo cuadriculado. Calles y calles, debe haber mucha vida, pero está dispersa y cuesta encontrarla. Pasamos por la plaza del pueblo, donde algunos norteafricanos tienen una tertulia. Al final descubrimos el centro social de las tardes de agosto: el rezo del rosario en la iglesia, probablemente el sitio más fresco del pueblo.
Nos da por pensar que en estos pueblos el que tiene dos duros y quiere montar un negocio se va a la costa a hacer el agosto.
En Llubi nos costo entrar. Lo hemos visto en otros sitios: parece que los forasteros son demasiados y las cales del pueblo estrechas, asi que ya que vienen a incordiar, que dejen el coche fuera del pueblo. Para lo que había que ver, podíamos habernos ahorrado el rodeo.
Cerca del pueblo nos empeñamos en encontrar un Talaiot, una construcción prehistórica mal señalizada escondida en un camino estrecho.
En Muro nos cuesta encontrar el centro y la Plaza de la Iglesia, tampoco es pueblo para forasteros, la escasa vida se concentra enla plaza donde el pueblo luce un elegante ayuntamiento y una iglesia con una característica interesante: el campanario está separado del edificio de la iglesia unido solamente por un pequeño paso elevado.
En Santa Margalida encontramos gente haciendo taichi en la plaza de la iglesia. Y algo de vida en la plaza. El sol ha caido y ya se puede vivir en la calle.
Para cenar no nos queda más remedio que visitar el territorio de piratas y bandoleros. En Can Picafort no conseguimos encontrar nada apetecible y acabamos comprando unas ensaladas prefabricadas en un supermercado poco antes de llevarnos la sorpresa de que la grúa nos ha levantado el coche. Lo habíamos dejado en una zona pintada como un ‘carga y descarga’ y mal señalizada. No merece la pena cabrearse, no vamos a sacar agua clara, solo el calentón.
Aun nos esperan más sorpresas. Al llamar a la Policia Local, nos dan las indicaciones al revés y nos pateamos la vuelta a pie al pueblo. Al llegar a las dependencias de la Policia Local hay que pagar en metálico son 72 Euros de cornada por la grúa, ¡pero no tienen cambio!. Por suerte hemos llegado antes de que cerrasen el bar de la esquina y nos han cambiado. ¿Que habría pasado en caso de ir de madrugada?. Es simplemente una muestra del grado de incompetencia que cabe esperar en estos sitios. Ni discusión ni cabreo merecen, recogemos el coche y reanudamos las vacaciones. En septiembre ya haremos el pliego de descargo. Nota: Borrar Can Picafort del mapa.
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Mejor el exterior, ¿qué tal Cala LLombards y s’Almunia? échalas un ojo :D