Escribo casi en trance, todavía emocionado, poco después de haber acabado de leer el álbum «Más allá de las nubes». Con guión de Régis Hautière y dibujos de Romain Hugault, al ojearlo accidentalmente en la fnac, fue la causa de que me quedase prendado de los dibujos del autor, tal y como comenté en la entrada dedicada a su libro «El último vuelo».
Es difícil encontrar nuevas palabras para describir los dibujos de Hugault. Ya dije en la otra entrada que cada una de sus viñetas es un cuadro que ampliaría y colgaría en un lugar a la vista para recrearme cada vez que lo viera. Bueno, en este libro solo hay una viñeta que desmerece al autor y que es la penúltima de la página 15. En una difícil perspectiva se mezcla de forma muy desafortunada un coche Amilcar modelo de 1922 igual al que restauró mi amigo Carmelo Larumbe aquí en Figueres, un avión Caudron C-460 en una pobre vista frontal y los tres personajes, situados de una forma artificial entre los aparatos. Salvada esta excepción, todo el libro es un auténtico lujo, con una historia interesante que se desarrolla en tres actos y un prefacio y que nos pasea por los más interesantes escenarios aeronáuticos del periodo de entre guerras. Una historia de amistad, rivalidad, nobleza y heroísmo, grandes sentimientos que aderezan la trama como en las mejores obras clásicas.
Y poco más queda por decir. Aparte de que si hay algo que Romain dibuje tan bien o mejor que los aviones, son las mujeres. Las mujeres que dibuja son sensuales sin caer en la caricatura: criaturas adorables dibujadas para despertar la ternura y la pasión. La verdad es que no se si venerar o por el contrario odiar a este tipo que dibuja mujeres y aviones tan bien como a mí me gustaría hacerlo. Por ahora me limito a comprar y leer sus libros con deleite y, eso sí, un poco de envidia.
En este álbum no hay, como en «Más allá de las nubes», un extra con bocetos de aviones, pero en las guardas hay algunos dibujos y la descripción de los principales modelos que aparecen en el libro. Los otros quedan para que el auténtico aficionado los identifique y descubra. Especial mención para las dos Bücker, una Jungmann y una Jungmeister, tan entrañables para nosotros y que se encuentran en el -quizás demasiado extenso- elenco de mis aviones favoritos.
No perdáis la ocasión de disfrutar de este libro, tanto si sois -aunque sea levemente- aerotrastornados como si solo os gustan las historias gráficas, disfrutaréis de una experiencia intensa como me ha pasado a mi esta tarde.
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