Andaba yo por los pasillos del Metro de Madrid cuando de pronto veo un cartel publicitario que me ofrece comprar una casa de pueblo por 60.000 euros.
«Mi Pueblo» parece ser el lema principal de la campaña. Pero el pueblo que aparece en el cartel, el pueblo blanco con su iglesia en un pequeño alto, no es un pueblo cualquiera. Es el paisaje más pintado de España y sí, es casi mi pueblo porque trabajo justo en la cima de la montaña desde la que parece estar hecha la foto. Es Cadaqués.
Y lo primero que se me viene a la cabeza es que compraría cualquier casa en Cadaqués por 60.000 euros, lo malo es que en Cadaqués, por 60.000 euros no se vende ninguna casa, de hecho por ese precio sería difícil encontrar un solar por diminuto que fuera.
¿Será una campaña de publicidad engañosa?. No, simplemente es una campaña patrocinada por una Caja. La Caja. No escrito así, sino en catalán, pero bueno, el caso es que los bancos no parecen estar obligados a decir la verdad en ningún idioma.
Si pueden valorar una casa por encima de su valor, dar una hipoteca con más riesgo que una botella de trilita en los autos de choque, embargar la casa por su precio real y exigir el pago del resto de la deuda, ¿Por que van a tener que decir la verdad en algo como la publicidad?.
Nadie va a discutírselo, y mucho menos que nadie, cualquier gobierno que estuviera formado por uno de los partidos que le deben a los bancos más dinero del que pueden pagar. Es decir: todos.
Andamos mal. Muy mal. Aqui hay quien está por encima de la ley, quien no cumple las normas, quien estafa y roba y no solo no se le castiga, sino que encima es el que manda.
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