Los errores por ignorancia, imprudencia, sorpresa u otras causas fortuitas no me interesan ni me parecen dignos de estudio. Forman parte de la lógica del universo. La estupidez tiene más entropía que la inteligencia, y por lo tanto, la tendencia natural es a que los sucesos que ocurren de forma fortuita sean estúpidos y no inteligentes.
Sin embargo hay algo que resulta muy interesante y es como, cuando se sigue un procedimiento más o menos reglado, con supuesta conciencia de los actos, de los pasos a desarrollar y de los peligros presentes, cuando se ha analizado el camino a recorrer, …como puede ocurrir en estos casos, con todas las alarmas sonando que cometamos el error más trivial.
Las noticias del Portal Aeronáutico de la Asociación Aire, unos cinco mil registros aportados por los usuarios en tres años, exactamente desde noviembre de 2003, se han volatilizado. no ha sido debido a una tormenta o a que el servidor se cayera de la mesa, ni a la acción de un craker malintencionado. Las borré yo que soy su administrador usando el gestor de base de datos del portal. Naturalmente no fue un arrebato suicida ni una rabieta. Las borré porque no podía reparar la tabla correspondiente y ‘estaba seguro‘ de tener una copia de seguridad obtenida días antes.
Sin embargo la copia de seguridad no era completa. Se había interrumpido antes de llegar a la tabla que contiene las noticias y estas no habían sido salvadas. Hay una buena lista de acciones que podría haber realizado para sortear los efectos de la Ley de Murphy, aplicando la redundancia de acciones, salvando los datos por diversos procedimientos, o simplemente comprobando la integridad de la copia antes de una acción irreversible,…¿Que hace que sintamos esa falsa sensación de seguridad y sigamos avanzando cuando se encienden todas las luces de alarma?.
Es evidente que solo los que actúan se equivocan. La humildad nos debe hacer reconocer nuestras limitaciones y la honradez nos debe impeler a estudiarlas para mejorar y soslayarlas. Mientras tanto el fatal desenlace no puede por menos que dejar un mal sabor de boca, como dice la sevillana, «Algo se muere en el alma» cuando el trabajo de tanto tiempo y de tantas personas hecho de forma desinteresada desaparece. Para todos, mis más sinceras disculpas.
Como dijo Eratóstenes de Cirene (bibliotecario) «más se perdió en Alejandría».
O en 1898.
O en Filipinas.
O en Waterloo
O en las Navas de Tolosa
O en las Termópilas…
Como dicen los scouts, juntos y adelante.
Como ha dicho Néstor esto también es una oportunidad de mejora.