Esta mañana, mientras desayunaba, una noticia en Antena-3 me ha inquietado. Probablemente con estas mismas palabras el locutor decía:
Accidente de tráfico en el túnel exterior del by pass sur, kilómetro 12, sentido puente de Praga hasta la A-3, a 70 metros bajo tierra. Un adelantamiento provoca el choque de dos vehículos y el vuelco de ambos. Un tercer turismo, que circula por la misma vía, no puede evitar el impacto con uno de ellos. Durante el rescate de heridos uno de los vehículos ha empezado a arder y el humo empieza a inundar el tramo de túnel.
he levantado la vista del café alarmado y me ha sorprendido que las imágenes fueran de día y ayer no hubiera oído nada de tan grave accidente y la calidad de las imágenes y la serenidad del personal de emergencias me ha hecho sospechar que -otra vez- era víctima de la inmoralidad, incompetencia y falta de ética de un periodista.
Efectivamente después de toda la parrafada que describía desgracias a cada cual más alarmante el impresentable del presentador ha añadido «por suerte se trataba de un simulacro…». ¿Que enseñan en la facultad de ciencias de la información?. ¿Que a las siete de la mañana los ciudadanos encendemos la radio o la televisión para oír las mentiras y las gilipolleces que al periodista de turno se le ocurra contarnos?. Por lo visto lo que no se enseña es que el objetivo de la profesión es informar de forma imparcial sobre hechos veraces.
Cuando se manipula o se tergiversa la noticia para obtener un buen titular se está mintiendo. En alguien cuya profesión es relatar hechos, no inventárselos, ni inventarse una forma espectacular de contarlos, eso es una falta de profesionalidad, de ética y una inmoralidad.
Sin embargo es muy frecuente que los periodistas se esfuercen por encontrar una forma, lo más espectacular posible de contar una noticia, aunque el titular no tenga nada que ver con el texto que le sigue, el objetivo es captar la atención. Ya se sabe que en la profesión es famoso aquel refrán: «no dejes que la verdad te estropee un buen titular«, o «si la noticia no existe, invéntala«.
Empachados en la creencia de ser el cuarto poder, no son conscientes de que su poder solo lo garantiza la verdad y que al traicionarla no solo prostituyen los principios de la profesión sino que traicionan a la sociedad, única fuente de la que emanan los poderes. Al hacerlo minan la credibilidad del gremio y cavan su propia tumba, en la que perecerán ahogados por la ignominia, los libelos, la mentira y el olvido. Roma no paga traidores.
Por eso yo creo que ahora mas que nunca, la facultad se debería de llamar «Ciencias de la desinformación»