Hace cosa de un año, en una exhibición aérea en Inglaterra (esa parte de la Gran Bretaña y por tanto del Reino Unido) vi una silla plegable al precio de seis libras. Como la ocasión lo requería y resultaba más económico que alquilar una silla en el area VIP, compré una. Al final de la exhibición otros clientes del mismo producto lo dejaron abandonado. A mi no me cabía en el equipaje que la aerolinea low cost con la que había viajado me permitía, así que se la regalé a mi amigo John Partridge.
Al llegar a España pensé que quizá sería un buen complemento para las sesiones de spotting, que acertadamente alguien propuso traducir al castellano como «aguardos» ya que como en la caza al aguardo, los spotters pasan mucho tiempo en las inmediaciones de los aeropuertos esperando «cazar» con sus cámaras algun avion interesante.
Me sorprendió que los precios fueran sensiblemente iguales a los de Inglaterra pues vi, creo que en varios comercios, la silla a 9 euros.
La semana pasada la vi en Decathlon por 15,95 Euros y me sorprendió que estemos hablando de crisis y este producto haya subido de 9 a casi 16 euros, una subida de un 80% de su precio hace alrededor de un año.
Curiosamente a través de Amazon, vendida por Bonnington Plastics he podido encontrarla como «Dispatched from and sold by Low Low Prices» por 5,52 Libras, al cambio unos 6,29 Euros
Quizás Decathlon piensa que los que van de camping son ricos y pueden pagarlo, pero en realidad buscando a través del servicio Shoping de Google solo la he encontrado un poco más barata en Priceminister (15,25 €) y sin olvidar que hay que añadir el transporte, mientras que en otros comercios como Posters Point la ofrecen por 24,32 euros.
Como conclusion, no parece ser un capricho de Decathlon, sino que un articulo tan aparentemente sencillo y poco sujeto a modas como una silla de aluminio y tela sintética ha sufrido -salvo saldos- una importante subida de precio en una época en la que los comerciantes se quejan de el consumidor prescinde de todo lo superfluo y la cifra de negocio baja.
Para alguien como yo, que no soy un analista de mercados, se trata de un misterio de la economía y me sugiere una conclusión clara: hay que dar mil vueltas a cada compra y analizar las diferentes posibilidades de comprar al lado de casa o por internet, pues la búsqueda frecuentemente te recompensa con precios más baratos.
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